
Durante la presentación, la autora compartió detalles del proceso detrás de su obra, que combina historia, botánica y tradición.
Años de investigación, insistencia y un obvio interés porque ese trabajo saliera a la luz, es lo que llevó a la escritora Ruth Castro a publicar "El sotol: una historia de árido mestizaje", una obra que traza un puente entre la ciencia, la historia y la memoria cultural de una de las plantas más emblemáticas del norte del país.
Originaria de Torreón, Coahuila, la escritora visitó Durango este fin de semana para presentar este libro que le tomó varios años realizar y finalmente, publicar, el cual llegó a la capital como parte de las primeras actividades de la Feria Duranguense del Libro 2025 (Fedul).
Previo a su presentación en la sede principal de esta fiesta literaria, en el Corredor Constitución y la Plaza de Armas, Castro compartió en entrevista que el libro nació a partir de una inquietud personal y académica que la llevó a iniciar la investigación en 2007, cuando obtuvo una beca del PACMyC (Programa de Apoyos a las Culturas Municipales y Comunitaria) para estudiar el tema.
"No quería hablar solamente del sotol como bebida, sino como planta. Me interesaba su historia, sus usos tradicionales, su parentesco con el maguey, su relación con el desierto", explicó.
Durante años, la autora reunió materiales de diversas disciplinas: biología, agronomía, historia, antropología. Viajó, conversó con productores, leyó trabajos técnicos, buscó rastros en documentos históricos y registros orales. "La información estaba dispersa. El verdadero reto fue reunirla, organizarla y traducirla en un lenguaje accesible para quienes, como yo, no somos expertos en una sola área, pero sí estamos comprometidos con nuestra cultura", expresó.
El libro no solo habla del sotol como bebida destilada, sino también como planta sagrada, recurso alimenticio, forraje y símbolo ceremonial. "Desde tiempos prehispánicos, se cocían las piñas del sotol para extraer sus azúcares y se usaban en rituales. Antes de la destilación, ya tenía usos simbólicos y prácticos", explicó. También aborda cómo esta herencia cultural ha sido afectada por la burocracia moderna, al establecer normas que muchas veces excluyen a los productores tradicionales.
"Las denominaciones de origen y las normas oficiales han beneficiado a las grandes marcas, pero han puesto obstáculos para quienes han hecho sotol toda su vida. La regulación es necesaria, sí, pero no debe borrar la historia ni desplazar a quienes han cuidado esta tradición", afirmó.
A finales de 2023, gracias a una nueva beca del PACMyC, la autora pudo editar y publicar el libro, integrando nuevas fuentes y actualizaciones. El diseño editorial fue acompañado por ilustraciones botánicas de la artista Teresa Hernández Luna, inspiradas en los grabados científicos del siglo XVII, que otorgan al libro una dimensión visual rigurosa y poética.
"Este libro no es una guía técnica ni una defensa industrial del sotol. Es un intento de contar su historia como parte de nuestra identidad regional. Lo hice con mucha seriedad y respeto, porque sabía que estaba entrando en un tema del que no soy especialista, pero que merecía ser contado desde lo que sí soy, una narradora".
UNA OBRA ACTUALIZADA Y CONTEMPORÁNEA
La obra también dedica capítulos a los usos contemporáneos del sotol en fiestas populares, ofrendas religiosas y la vida cotidiana de las comunidades del norte. "El sotol no es solo una bebida: es flor, es alimento, es símbolo. Aún hoy, hay quien prepara sus flores en temporada, quien las usa para alimentar al ganado. Todo eso forma parte de su herencia viva", subrayó Castro. El libro ha despertado interés en distintos sectores: productores, investigadores, gestores culturales y personas interesadas en la defensa del territorio.
En ese sentido, el haber tomado tanto tiempo para primero, unir toda la investigación, luego lograr la edición, y finalmente, publicarlo, es un trabajo que llena de orgullo a la escritora. "Siento mucho gusto de mi parte porque pasó mucho tiempo. No fueron años consecutivos investigando y haciendo solo eso, yo tenía que trabajar y hacer otras cosas, pero sí era algo que yo pensaba que se hizo mucho esfuerzo para hacer esa primera investigación como para que solo se quede ahí como algo que cumplí, como una beca, y que no se convirtió en un producto que pueda servir", dijo. "Entonces, pues ahora estoy muy contenta de poder compartir y socializar esta información", concluyó.
¿Sabías que...?
La autora comenzó a investigar sobre el sotol entre el 2007 y el 2008, por lo que su obra es el resultado de años de trabajo.


