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Genaro Góngora Pimentel, a la CNDH

ÉDGAR ALÁN ARROYO CISNEROS

Vientos de cambio en la CNDH. Hace una semana se hablaba, desde este mismo espacio, acerca del proceso de renovación que tendrá lugar este año en dos instituciones esenciales en el Estado constitucional mexicano, como lo son la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y la Suprema Corte de Justicia de la Nación. A reserva de hablar acerca de los perfiles necesarios de la Corte en un futuro cercano, la atención fue puesta en la CNDH y las cualidades mínimas que su nuevo titular debería tener.

Genaro Góngora Pimentel. Precisamente, los dos ministros de la SCJN que habrán de dejar su puesto en el alto tribunal, son considerados dentro de algunos de los nombres que ya suenan para ser el próximo ombudsman, aunque Mariano Azuela Güitrón, según se ha dejado entrever, goza del aval de la derecha panista gobernante. Al final, se concluyó que el otro ministro saliente, Genaro David Góngora Pimentel, reúne las características propias, tanto profesionales como ideológicas, para conducir a la Comisión.

El perfil que la CNDH y México necesitan. ¿Por qué Góngora Pimentel? Entre otras cosas, porque su gran estatura intelectual en el ámbito jurídico (autor de numerosas obras y mentor de una muy buena cantidad de generaciones de estudiosos de lo legal) embona perfectamente con su talante ideológico (un liberal de izquierda en toda la extensión de la palabra, progresista y garantista). El Currículum que engrana, sin duda, con la CNDH.

La lucha por el Derecho y la lucha por los derechos. En efecto, el todavía ministro Góngora Pimentel, ha hecho de la lucha por el Derecho y los derechos una parte muy importante de su vida. Un ferviente seguidor de la justicia, uno de los modernos sistematizadores del juicio de amparo, uno de los pocos jueces mexicanos que mejor han entendido el paradigma del garantismo a partir de la teoría de Luigi Ferrajoli y la han sabido llevar con toda lucidez al terreno de las sentencias constitucionales, que ni más ni menos, deciden los rumbos de una nación y los tópicos fundamentales de ella. Un juzgador, asimismo, que es un ciudadano al que le interesa el desarrollo de su país y de su mundo.

Un jurista comprometido. Empleando la afortunada terminología que se usó para dotar de nombre a una importante organización civil de jueces y magistrados españoles, Genaro Góngora Pimentel es un juez para la democracia. Sin duda alguna, Góngora se ha convertido desde hace mucho tiempo, en un convencido defensor de la democracia, los intereses colectivos, el bien común, la ciudadanía y la sociedad en su conjunto. Desde trincheras tan diversas como la judicatura, la academia o la investigación, ha emprendido el viaje hacia las responsabilidades exigentes que le deberían corresponder a todo jurista comprometido. Y es que don Genaro no solo encarna el modelo de juez ideal, de profesor universitario o de académico de altura, sino que ha hecho de ello un verdadero modus vivendi que nos inspira a aquellos que creemos en la democracia y sus fines.

La fallida llegada de Góngora al IFE. El año pasado, cuando a final de cuentas Leonardo Valdés Zurita arribó a la presidencia del Instituto Federal Electoral, muchos nombres se pusieron en la mesa de las bancadas que a final de cuentas negociarían al respecto. Góngora fue propuesto en tales mesas de negociación como el candidato del PRD para ocupar el cargo de consejero presidente, tras el desastre en que quedó ese órgano constitucional autónomo con la lamentable gestión del ulterior profesor de la Universidad de Harvard, Luis Carlos Ugalde. Sin embargo, ese planteamiento fue totalmente cercado, sobre todo por el PAN, quien veía en el ministro a un peligroso personaje en sus intenciones de mantenerse en el poder. El desafortunado fin de todo el embrollo llevó a la unción de Valdés al frente del IFE.

¿Vetado de nuevo? Lo único rescatable del hecho de que no se haya seleccionado a Góngora como conductor de un proceso de re-transición de la democracia en nuestro país, es que ahora puede contribuir a ello desde otro frente, que además entraña la contribución a otra de las pasiones del otrora presidente de la Suprema Corte: la defensa de los derechos fundamentales. Sería un retroceso el no considerarlo como candidato natural para ser el ombudsman nacional, máxime que aún se encuentra en plenitud de facultades.

Un jurista que debemos aprovechar. Como muchísimos mexicanos y abogados de otras latitudes, este tecleador se volvió discípulo de don Genaro a través de sus obras escritas, sus conferencias y sentencias, no con el placer que suponen las aulas universitarias. Su posición en los casos de Lydia Cacho y la despenalización del aborto nos dicen que Góngora es un jurista de excepción a quien le queda -qué bueno- todavía muchísimo por dar a México.

"En los tiempos actuales los grupos de interés y de presión poseen un poderío, si no superior, al menos similar al de los funcionarios estatales, por lo que pueden afectar (

Escrito en: Góngora, Genaro, jurista, lucha

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