Durango

El extremo dolor del vivir...

Francisco Nava | El Siglo de Durango

Mi hijo de 12 años de edad me pidió permiso para salir a jugar, yo se lo negué y después no pude creer lo que estaba viendo... se había ahorcado.

Es el tormento de María Saavedra Rojas de 36 años de edad, quien hace un año sufrió esta fuerte pérdida. Los sentimientos de culpa y desconsolación la han llevado a intentar el suicidio, igual que su hijo en tres ocasiones; su diagnóstico psiquiátrico es depresión severa y ha sido internada en el Hospital Psiquiátrico cuatro veces. Debido a sus escasos recursos económicos, el tratamiento antidepresivo no se ha sostenido y la alternativa que se la ha dado es la electroconvulsiva.

Testiga de los ingresos de María ha sido la enfermera general, Coralia Ávila Moreno, quien presta atención médica a los internos severos del Hospital Psiquiátrico “Doctor Miguel Vallebueno” y quien fue entrevistada en este lugar por El Siglo de Durango.

Coralia ha presenciado los estados depresivos con los que ha llegado a este lugar María Saavedra (nombre ficticio, para proteger la identidad de la paciente), y ella llega muda... Luego de algunas electroconvulsiones comienza la terapia; sin embargo, su recuperación es muy limitada, pues no tiene la capacidad económica para acceder a un tratamiento antidepresivo y psicológico que es el adecuado para sobrellevar esta enfermedad, que muchos la confunden con la tristeza.

No debe confundirse la depresión con la tristeza

Gran parte de la población mexicana y población en otros países confunden los términos de depresión y tristeza, señala la psiquiatra y jefa del Departamento de Salud Mental de los Servicios de Salud de Durango, Dora Chamorro Salinas, quien señala que debido a esta confusión se registra un alto índice de desatención de la enfermedad mental llamada “depresión”, que es mucho más que periodos de desconsuelo.

Dora Chamorro explica que la tristeza es un sentimiento, una emoción con la que el ser humano convive diariamente en forma normal; sin embargo, los periodos depresivos son distintos y manifiestan, como toda enfermedad, una sintomatología y grados de la misma. Una de ellas puede ser la distimia, que es un grado de depresión leve; luego la depresión regular y posteriormente la severa.

La primera puede, según la valoración del médico, ser tratada por un psicólogo; no obstante, la depresión regular y la severa regularmente requieren de tratamientos farmacológicos y psicológicos.

La depresión regular se presenta en personas que todavía pueden desarrollar ciertas actividades sociales; sin embargo, pueden presentar situaciones de insomnio recurrente o mucho sueño, fatiga, pensamientos negativos, ideas suicidas, irritabilidad, falta de interés en lo cotidiano y en lo que antes causaba placer, pensamientos pesimistas, estados de ansiedad, etcétera.

Si la etapa depresiva se presenta por más de dos semanas, es importante acudir al médico. Dora Chamorro indica que si el paciente se mantiene sólo un par de días en esta etapa, no es depresión y es posible que no requiera medicamentos, pero una regular o severa sí. Una depresión severa es aquella en donde existe el riesgo del suicidio, donde la persona ya lo ha intentado y existe el riesgo de autoaniquilamiento. Los síntomas de la depresión grave se presentan con mayor fuerza y llegan a incapacitar al paciente, hasta grados de dejar de laborar, de estudiar, de salir de la recámara y, lo peor de todo, de abandonar toda vida social.

Para la especialista de Salud Mental de los SSD, el suicidio se efectúa si tiene dos características: que la muerte sea voluntariamente aceptada y que se tenga el propósito de quitarse la vida. En este contexto, la titular de esta área dijo que para efectuar este fenómeno no necesariamente se recurre a artefactos que priven de la vida en forma inmediata. Una persona que deja de comer también busca el autoaniquilamiento.

En este contexto, pidió a los duranguenses reflexionar, sobre todo a aquellos que no padecen de depresión, para que no confundan los padecimientos de familiares y amigos; para que no crean que son etapas de tristeza de sus seres queridos, que se pueden superar saliendo al cine, comprándose algo nuevo, cambiando de “look” o simplemente asumiendo una actitud optimista.

Destino incierto para María

Los pronósticos que se establecen para María Saavedra son escasamente positivos, prácticamente nulos. Coralia Ávila, enfermera del Hospital Psiquiátrico, afirmó que desafortunadamente las predicciones para esta paciente son que lo más probable no descansará hasta que realmente logre quitarse la vida. La extrema pobreza en la que vive provoca desfallecimiento moral en su familia. El medicamento antidepresivo es muy costoso e inalcanzable económicamente para ella. Su única solución ha sido la electroconvulsión. En ocasiones se le canaliza al DIF Estatal o bien se le sostiene con medicamento en algunos periodos en el hospital, pero los recursos del nosocomio también son escasos.

María todavía tiene una hija de ocho años, cuenta con su esposo, pero la capacidad de su familia se ha estado desgastando y lo peor de todo es que los familiares tanto de María como de su esposo se han alejado... la sociedad las ha abandonado con sus problemas.

Escrito en: depresión, María, severa, quien

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