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HABLEMOS DE... UN MUNDO ACTUAL SIN AUTÉNTICOS MODELOS (HÉROES)

MA. DE LOURDES SOLÍS CARRERA

Cuando uno es joven está lleno de posibilidades, el mundo se muestra con toda su riqueza. Solemos decir: Cuando sea grande, me gustaría ser médico, ingeniero, maestra, enfermera, periodista..., como tal o cual persona que ha llamado nuestra atención. El modelo es un punto de referencia en el espacio humano que destaca sobre el paisaje personal, se eleva, nos alumbra e inclusive nos deslumbra presentando un estilo de vida atractivo, sugerente, que jala o que empuja en esa dirección. A eso le llamaría motivación, que es una palabra derivada del latín motus, (es algo que mueve).

Al principio los padres deben ser el mejor modelo de identidad, con un tipo de vida coherente, firme, bien trabado, en el cual emergen los valores y sirven de imán, que arrastran con su magnetismo. Y que hoy lastimosamente carecemos de muchos de ellos. Pero cuando uno es mayor, la vida se enriquece de resultados. La trayectoria personal ha dejado una estela de rendimientos y desenlaces. Queda patente lo que hemos ido haciendo con nuestra vida. Y podemos considerar que ya hay materia para trazar un balance.

Cierto es que si uno se empeña en parecerse a alguien y pone todo su esfuerzo en ello, lo consigue. "Querer es poder". La voluntad llega a un destino si hay motivación. Un mundo sin modelos carece de referentes firmes. Para ir avanzando en la vida todos necesitamos un modelo de identidad, es decir, un esquema psicológico previsto que sirve de espejo donde mirarse con el que se establecen unas estrechas relaciones de aproximación gradual.

Debemos reconocer que vivimos en una época en que la televisión lo llena casi todo. Ella legitima nombres, ensalza, derriba, asciende, arrasa... y crea nuevos héroes donde la mayoría no cuenta con nada que sirva como para imitarlos, ya que nos presentan sólo vidas e historias banales, superfluas, absurdas sin el menor respeto. Con todo esto la televisión sigue estando bajo mínimos, lo que sucede en todos los países, con pequeñas excepciones. Si en parte la felicidad es una ilusión por alcanzar una cima, el modelo de identidad es el anzuelo para engancharse y dirigirse hacia ese horizonte que promete. El héroe o el modelo a imitar es necesario siempre que sea asequible, cautive y tenga poder de seducción para mejorarle y lanzarle a uno en la pirueta intrépida de poner sobre el tapete lo mejor que uno lleva dentro.

Es interesante comentar que, a finales del siglo pasado, una civilización que se acaba y, otra que nace con el pensamiento y la firme decisión de "cuidar la salud", a su manera, claro, desprenderse de complejos, esperar las vacaciones, exigir cierta cantidad de dinero, a la que supuestamente tienen derecho para disfrutar y, tener todo lo material y reducir al mínimo lo emocional y lo espiritual,(que mucha falta nos hace), y algo más penoso todavía es seguramente: vivir sin un ideal y sin objetivos trascendentes.

A esto yo le llamo la enfermedad de occidente; de la abundancia, donde las cosas se han ido haciendo más fáciles. Ya no interesan los héroes que valen la pena tomar como referentes. Los personajes que hoy se proponen como modelos a seguir no tienen ideales: son vidas conocidas únicamente por su nivel socio-económico y su discurso por demás materialista y demagógico, pero rotas, sin atractivo ni capacidad para volar y superarse. Es gente repleta de cosas e indiferentes por saturación. Si los adultos de hoy no hacemos conciencia "ya", disculpe la expresión estamos a menos de un tronar de dedos de comenzar lo que será un camino largo en la formación de los que se convertirán en adultos del mañana, que sean hombres y mujeres productivos y felices.

La filosofía es meditación sobre la vida, mientras que la psicología es el cauce para comprender la conducta y corregir su rumbo siempre que sea preciso. Pero ahí estarán siempre al acecho los distractores que lejos de ofrecer un beneficio traen consigo una auténtica industria de banalizaciones en cadena. Creo que es aquí donde se debe tener otra visión y pensar con sosiego y serenidad, a la altura de la vida de cada uno y si es necesario volver a empezar, con frescura y renovadas ilusiones.

El que no sabe lo que quiere no puede estar bien. El que no tiene un modelo de identidad navega con un piloto sin un rumbo visionario. Las motivaciones íntimas se orientan en su galaxia según los dictados de la voluntad recia y consistente. Eso es lo positivo. Allí se alberga el código secreto del recorrido de cada uno.

Escrito en: modelo, vida, siempre, tienen

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