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Volver a enamorarse

Luego del fracaso de una relación importante o de un matrimonio, suele darnos la impresión de que nunca volveremos a enamorarnos.

Tanto si es nuestra decisión o una conjunta la sensación de que todo aquello que construimos se ha derrumbado es inevitable.

Dada la vivencia de muerte que implica una separación, se abre una etapa de duelo en la que no podré concebir ni la idea de que mi pobre corazón pueda abrise nuevamente al amor, a la entrega a otra persona, y como en todo duelo, tengo casi la certeza de que ese nuevo estado será permanente.

En el caso de las mujeres se suma además, y aunque la separación haya sido en buenos términos, la percepción de que hemos quedados libradas a nuestra propia suerte en la relación con nuestros hijos y con el rol de jefas que ocuparemos de manera exclusiva.

Hay un ensayo de 1968 que se convirtió en algo así como una suerte de Biblia sobre este tema: "La separación de los amantes", de Igor Caruso.

En él, el psicoanalista austríaco plantea que la separación es "la muerte del yo", esto es, la ruptura del objeto de identificación e idealización que es el otro.

En una muy burda simplificación, se podría decir que el concepto de "mi amor", "mi vida", ha desaparecido de nuestra estructura emocional.

En ese cuadro de situación, me da miedo volver e enamorarme por la sencilla razón de que temo pasar nuevamente por esta situación tan dolorosa del desamor.

"La verdad es que a veces no sé qué hacer… Veo a los demás en pareja y siento ese vacío en mi interior —cuenta Laura, que acaba de divorciarse luego de 15 años de matrimonio-. Vuelvo a escuchar aquel juramento del día en que nos casamos, porque yo fui educada para estar con mi amor "para toda la vida", y no puedo sentir ni siquiera atracción por algún hombre. Me pregunto si no debería intentarlo igual con alguien, si no debería vencer ese vacío por la fuerza, pero después me digo que no, que tengo que tener paciencia y ser compasiva conmigo misma. Después de todo, siempre creí que el amor llega como por asalto y que no se puede buscar. "

Claro que este proceso no es netamente femenino, hombres y mujeres lo atraviesan. Aunque la manera de reaccionar ante este hecho sea diferente en unas y otros. En general, nosotras tenderemos más a reprimirnos y a volvernos taciturnas y retraídas emocionalmente.

Lo primero es no calificar una ruptura amorosa como un fracaso. Entender que a veces los vínculos se rompen por cientos de motivos que no tienen que ver directamente con errores en la forma en que se encaró la relación sino, por ejemplo, en que las personas crecemos en sentidos diferentes, que nos van alejando.

Lo segundo es darse tiempo para el duelo, para el dolor, para tratar de entender.

Luego es fundamental reafirmarnos en nuestra individualidad, querernos, reorganizar nuestra vida. El resto vendrá por añadidura.

Escrito en: relaciones Volver a enamorarse nuestra, relación, separación, suerte

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