Veracruz: el “fenómeno Fidel”
En Veracruz el viento quema, los verdes de la vegetación parecen agobiados por las elevadas temperaturas. El mercurio a la alza parece no tener límite y los veracruzanos se dicen listos para ver un espectáculo inédito; el de la "chamusquina política". Y esa fiebre que se vive en Veracruz no es producto del cambio climático del planeta, ni resultado de una prolongada sequía, sino de la más cerrada disputa político electoral que ha vivido esa entidad en toda su historia. Por primera ocasión, las preferencias electorales de los veracruzanos se dividirán en tres partes, si no iguales, sí muy cercanas.
Según las más recientes encuestas realizadas (EL UNIVERSAL y Milenio) sobre la intención del voto de los veracruzanos quienes acudirán a las urnas el próximo domingo 5 de septiembre para renovar la gubernatura, alcaldías y al Congreso local, el priista Fidel Herrera Beltrán alcanzaría 37 por ciento de las preferencias, mientras que Dante Delgado Ranauro, de la alianza PRD, PT y Convergencia, conseguiría entre 30 y 32 por ciento de las simpatías, y el panista Gerardo Buganza Salmerón lograría entre 30 y 33 por ciento de las preferencias. Parece difícil que en la recta final de la etapa proselitista se puedan revertir las tendencias, lo que confirmaría que Veracruz vivirá la más reñida competencia electoral de su historia, que la sociedad veracruzana se habría partido en tres segmentos casi iguales, y que si bien el PRI mantendrá la hegemonía del Gobierno Estatal, tendrá que ceder importantes espacios de poder para consolidar su legitimación.
Pero el fenómeno político electoral que se vive en Veracruz y que de acuerdo con sus tendencias en los días previos a la jornada electoral lo emparentarán y hasta lo convertirán en un laboratorio previo al 2006, no es sólo producto de una histórica cultura político electoral de los veracruzanos, sino que es resultado de un fenómeno nunca visto en la entidad. Resulta que a los siempre caudalosos ríos que recorren la geografía veracruzana, se han abierto nuevos caudales, nuevos ríos, pero de dinero, que inundaron de azul y amarillo el verde de la vegetación, y que hicieron ver pequeño el rojo de la ola priista. Con la ayuda del Gobierno Federal, el panista Gerardo Buganza ha tapizado de azul el estado, con una propaganda insultante para los millones de veracruzanos pobres. El convergente y perredista Dante Delgado Ranauro disputa los espacios e inunda con el amarillo y el naranja. Y los dos han empequeñecido al rojo de la propaganda de Fidel Herrera Beltrán. Los nuevos ríos, de dinero, se ven, se escuchan, se sienten, porque queman e insultan en la peculiar canícula electoral veracruzana.
¿...qué tiene Fidel?
Y parece confirmarse que como en el amor, en la política "el dinero no es la vida, es tan sólo vanidad", porque de los ríos de dinero que dispusieron el PAN y la alianza de Convergencia, PRD y PT, todo indica que el PRI no podrá ser derrotado, aunque no tendrá para sí y para sus intereses esa reserva de votos que es Veracruz. No sin fracturas a su interior, el PRI arrancó la contienda electoral para renovar la gubernatura con un candidato que fue severamente cuestionado por grupos y sectores incluso del PRI; su origen humilde y el oscuro del color de su piel, contrastaba con la imagen y los apellidos europeos de sus contrincantes: Buganza y Ranauro. El priista Fidel Herrera inició con casi 60 por ciento de las preferencias, pero los ríos de dinero que panistas y aliados de la supuesta izquierda le dedicaron a sus bien planeadas estrategias, le arrancaron una muy importante porción del electorado. La robusta clase media veracruzana le hizo "el feo" al "candidato del pueblo".
Y es que en el caso del PRI veracruzano, de su candidato de origen humilde y tez renegrida, se gestó un peculiar fenómeno que convirtió a Fidel Herrera Beltrán en algo así como el López Obrador veracruzano. En realidad la ventaja en la intención del voto que ha conseguido Federal Herrera Beltrán y que sin muchos sobresaltos le podrían dar el triunfo el domingo venidero, es una ventaja producto del voto de los sectores más empobrecidos de Veracruz. Lejos de contar con el caudal de recursos económicos de sus adversarios porque además, su partido está en quiebra, y el gobierno estatal que preside Miguel Alemán no recibió los recursos esperados, Herrera Beltrán diseñó una campaña electoral orientada al sector más castigado: a los pobres, que lo ven como uno de ellos. El priista Fidel Herrera creó una extensa red de amigos, empresarios, y líderes naturales, a los que comprometió para financiar su campaña. Su mensaje es el mismo que llevó a López Obrador a las alturas de la popularidad: ayuda a las madres solteras, a los más pobres, becas para los que quieran seguir estudiando, la creación de albergues para niños, y por supuesto, ayuda a los adultos mayores. Con esos instrumentos, y con su habilidad para el discurso con los suyos, Fidel Herrera recorrió la geografía veracruzana, habló y saludó con los más pobres, les prometió, pero sobre todo se identificó con ellos.
Por eso, ese "negro" y "pobre", que ha sido diputado federal en cuatro ocasiones, senador, y cuyo sueño ha sido la gubernatura, que salió del casi desconocido poblado de Nopaltepec, es visto por las masas empobrecidas veracruzanas como uno de ellos, surgido de sus filas. Pero la identidad con los sectores que nada tienen es apenas una parte de la estrategia. El PRI veracruzano se sabía en desventaja no sólo económica, sino política. Para ello, se alió con el nada confiable Partido Verde, lo que le ocasionó problemas con algunos sectores del PRI que nada quieren saber del PVEM. Y para eso también consiguió un recurso político. Entonces el priismo de Veracruz se sacó de la manga la creación el Partido de la Revolución Veracruzana, que aglutinó a un sector del PRI que amenazaba con desertar, el PRI identificado con la izquierda. Se creó un Frankenstein, pero de manera momentánea se evitó la fuga de militantes priistas. Pero sobre todo, se operó un reparto más horizontal de las cuotas de poder. El de Fidel Herrera, en contraste con el Gobierno de su antecesor, el de Miguel Alemán, podría ser un Gobierno sustentado por las clases populares veracruzanas. Y es que el "fenómeno Fidel" es un fenómeno emparentado con el "fenómeno López Obrador".
El fenómeno Dante
Pero el de Fidel Herrera no es el único fenómeno político electoral que sube la temperatura del siempre caluroso Veracruz. En la contienda participa otro veracruzano de renombre: Dante Delgado Ranauro, un político astuto, habilidoso como pocos, que se enriqueció al amparo del poder durante los cuatro años que fue gobernador sustituto 88-92, elevó de 13 a 32 sus propiedades y de tres a 23 su participación accionaria en diversas empresas, lo que lo llevó a prisión, en medio del escándalo. Fue acusado de peculado, abuso de autoridad y tráfico de influencias, luego de pelear con el ex presidente Ernesto Zedillo. Al final, alcanzó la libertad no por probar su inocencia, sino porque los delitos por los que fue acusado habían prescrito. Dante Delgado creó luego una nueva empresa, no de carácter mercantil, sino política; creó el Partido Convergencia, que es una agencia que vende al mejor postor candidaturas a puestos de elección popular.
Así, se alió al PRD en Veracruz, en una impensable alianza, ya que el perredismo y la izquierda fueron los más críticos del Gobierno de corruptelas de Dante Delgado. Pero la alianza con el PRD y con el PT, que es decir con un importante sector de la izquierda veracruzana, pronto fue transformada en un movimiento al que se le inyectó un poderoso ingrediente de vitalidad. Dante se alió con el doctor Simi, con un sector de la familia González Torres, propietaria de las Farmacias Similares. La alianza con esa familia, que a través de sus negocios en medicamentos intenta buscar la Presidencia de la República, es en realidad un trueque. Es decir, el dinero fluye en cantidades inagotables en Veracruz, a cambio de que en el año 2000 la franquicia de esa empresa familiar que es el Partido Convergencia sea la fuerza política con registro que le entregue la candidatura presidencial a Víctor González Torres, el locuaz empresario que quiere comprar el poder político.
Así, mediante esa poderosa transfusión de dinero, Dante Delgado Ranauro se ha convertido en el segundo fenómeno político de la contienda electoral veracruzana. Pasó de una modesta posición en las preferencias electorales, al segundo lugar, y con posibilidades de acercarse al priista Fidel Herrera, que encabeza la alianza Fidelidad por Veracruz. Pero el fenómeno político real es de pronóstico reservado. Resulta que Dante y Convergencia, en los hechos, se han "tragado" al PRD veracruzano, y no pasará mucho tiempo para que se produzca una riña política al interior de esa alianza, pues el PRD reclamará sus bases y sus cuotas para apoyar a López Obrador en el 2006, pero cuando esto ocurra, ya no habrá nada, porque fiel a su estilo, Dante Delgado Ranauro corrompe todo lo que toca. Por lo pronto, Dante Delgado está muy cercano a la gubernatura de Veracruz, y en el supuesto de que al final de cuentas el PRI logre mantener el Gobierno, como parece que ocurrirá, el precio de la colaboración política en que Delgado Ranauro tasará su poder político, será muy alto. La política como negocio.
Se derrumba el PAN
Quizá el fracaso más estrepitoso de la contienda electoral que se vive en Veracruz lo sufra el PAN de esa entidad, cuya estructura directiva ha sido "asaltada" por un puñado de pillos encabezados por la familia Gutiérrez de Velasco. Miembros de una familia de agiotistas: Carlos Gutiérrez de Velasco Hoyos y su hijo José Ramón Gutiérrez de Velasco Hoyos, penetraron al PAN veracruzano hasta lograr que el más joven ganara la alcaldía de el Puerto de Veracruz. José Ramón Gutiérrez de Velasco, el joven alcalde porteño, sorprendió a todos cuando hace pocas semanas inauguró una de las más ostentosas casas del selecto Bulevar del Mar. Pero ésa era sólo la punta de la madeja, pues en los tres años de gestión al frente del Cabildo porteño, pasó de ser un clasemediero estándar, a ser dueño de tres bares en zonas exclusivas, acciones en hoteles como Prendes y Holliday Inn Express, una agencia de autos, e importantes extensiones de tierra de alta plusvalía en Boca del Río, la zona más exclusiva de Veracruz.
¿Pero qué tiene que ver la familia Gutiérrez de Velasco con la elección del domingo venidero? Pues todo. Resulta que los Gutiérrez de Velasco se valieron de toda clase de artimañas para imponer como candidato al Gobierno de Veracruz al joven panista que nunca había ganado un solo puesto de elección popular, a Gerardo Buganza Salmerón, joven identificado con la robusta y excluyente clase media porteña, y que fue impugnado por todo el panismo, pero que mantuvo el cargo por la fuerza del dinero de los Gutiérrez de Velasco. El panismo local y el nacional creyeron que Buganza sería una suerte de "antídoto" al arrastre popular y populachero de Fidel Herrera, pero a las primeras de cambio, cuando Buganza quiso acercarse a la gente común, participar en mítines a pleno sol, debió ser atendido por su médico particular, pues en más de dos ocasiones se desvaneció en pleno acto electoral debido al fuerte calor. En otras ocasiones, terminaba por regañar a los asistentes a sus concentraciones, a quienes acusaba de "groseros" y de "faltos de respeto". Buganza arrancó con casi 40 por ciento de las preferencias electorales, y se ha desplomado al tercer lugar de la contienda.
Pero el asunto no termina en eso. Cuando en el PRI se decide la candidatura de Fidel Herrera, se produce un ruidoso desprendimiento cuando Miguel Ángel Yunes se inconforma y renuncia al PRI. Entonces se convierte en aliado de Buganza, quien a cambio hace candidato a diputado al primogénito de Yunes. Ese escándalo le resta credibilidad al aspirante del PAN a la gubernatura, quien solicita el apoyo del CEN nacional del PAN. La respuesta es inmediata, el panismo nacional no sólo ofrece los apoyos políticos necesarios, sino que el Gobierno Federal, el de Vicente Fox, se vuelca para canalizar todo lo necesario, en programas y recursos, para rescatar Veracruz. En las zonas petroleras interviene Juan Bueno Torio, en las zonas turísticas Rodolfo Elizondo... Como en los tiempos del viejo PRI, desde la Federación se alimenta la candidatura de Gerardo Buganza Salmerón. Y sí, de manera momentánea se detiene la caída, pero el daño ya parece irreversible, pues el despliegue escandaloso de recursos resultó ofensivo para muchos veracruzanos. Pero lo interesante del proceso electoral veracruzano es que ya aparecieron muchos de los signos que marcarán la elección presidencial del 2006, sobre todo el derroche de recursos, la cultura del negocio amparado en la política.