Los ‘soles’ de Antonio en Polonia

Antonio Ruiz era un niño que disfrutaba como ningún otro estar acompañado de un lápiz, papel y pinturas. Esos instrumentos le daban la libertad que su mente de artista le exigía desde temprana edad.

Conforme creció, su gusto por la pintura y el dibujo se negaron a abandonarlo y parecían aferrarse a él con más fuerza que nunca; no hubo opción, Antonio Ruiz estaba destinado a vivir rodeado del arte y expresar a través de trazos y abanicos de colores su propia realidad.

Integrante del ‘Colectivo Durango’ y el taller de grabado ‘Ángel Zárraga’, con más de 100 grabados en su portafolio laboral, exposiciones locales, nacionales e internacionales, el maestro Antonio Ruiz se prepara para representar a Durango y México en la 8-a Bienal de Miniatura Czestochowa, Polonia.

¿Cómo define su obra?

Casi todos los artistas tenemos varias tendencias. En cuanto al grabado, la mía es muy mexicanista. El papel amate también ha sido una de mis características; me gusta mucho este papel porque ya tiene un cierto sabor a artesanía mexicana y si en encima plasmas lo que piensas, le das una personalidad propia al grabado. Me gusta mucho mezclar las culturas maya, azteca, huichola, tepehuana. Es imposible hacer un arte sobre un solo concepto, una sola cultura. Como personas de este siglo ya estamos influenciados por todo.

y ¿Cómo fue esa preparación?

Cuando egresé de bachillerato intenté entrar a la escuela de pintura pero en aquel tiempo no tenía un reconocimiento. Estudié en el tecnológico pero siempre seguí en la Casa de la Cultura y tomando cursos fuera de mi formación, hasta que tuve la suerte de encontrarme en el camino a la maestra Cristina Sandor quien también va a la Bienal. Con ella aprendí nuevas formas de grabado aunque ya conocía la técnica. Cuando empiezo a trabajar en el Museo Ángel Zárraga el grabado lo continué más fuerte y ya es cuando se empiezan a ver los resultados, a reconocer el trabajo, pero como artista le digo que aunque no se de ese reconocimiento, el trabajo sigue, la pasión sigue.

¿Cómo fue esa preparación?

Cuando egresé de bachillerato intenté entrar a la escuela de pintura pero en aquel tiempo no tenía un reconocimiento. Estudié en el tecnológico pero siempre seguí en la Casa de la Cultura y tomando cursos fuera de mi formación, hasta que tuve la suerte de encontrarme en el camino a la maestra Cristina Sandor quien también va a la Bienal. Con ella aprendí nuevas formas de grabado aunque ya conocía la técnica. Cuando empiezo a trabajar en el Museo Ángel Zárraga el grabado lo continué más fuerte y ya es cuando se empiezan a ver los resultados, a reconocer el trabajo, pero como artista le digo que aunque no se de ese reconocimiento, el trabajo sigue, la pasión sigue.

¿Cuáles son sus influencias?

De niño había artistas como Picasso que me gustaban; ya de adolescente admiraba mucho a mexicanos como Diego Rivera y Orozco. Recuerdo que en mi casa había libros de todas estas personas y me encantaba leerlos. En los grabados es imposible que uno no rescate algo de Rulfo, algo de García Márquez o de Borges; esas lecturas en cierto modo han moldeado la cultura que uno tiene y que por situación natural salen cuando dibujas, pintas o haces grabados, e incluso hasta otras lecturas más académicas. El artista muestra lo que es, todo lo que ha leído, lo que ha visto, la música que ha escuchado, de algún modo todo se representa en la obra que está produciendo.

¿Cuál fue la obra para esta Bienal?

“Tres historias del Sol” es el nombre de la obra. Son tres grabados de 10x10cm, una especia de historia en 3 partes, 3 grabados diferentes pero que tienen una cierta conexión entre ellos; son como una invitación a que la persona imagine una historia que tal vez no sea la que yo estoy planteando.Después trataré de presentarlos aquí en Durango para que la gente los vea, me de sus impresiones.

¿Por qué grabar estas historias?

Esta serie, son historias que dice uno “me gustaría contar”. Se titulan ‘Sol’, ‘Noche’ y ‘Final’, en ese momento me interesó la noche en un entorno donde dije “¿Qué pasaría cuando todo esto desaparezca?, ¿cómo sería el final?, ¿cómo sería recordando que todas las culturas tenemos cíclicamente ese miedo de que se va a acabar el mundo como lo conocemos?, siempre estamos esperando que todo tiene un final; por eso es el día refleja lo que aparece y la noche que también tiene una situación oculta, lo cuál decidirá el que vea el grabado.