Editoriales

Acuíferos (I)

A la ciudadanía

GERARDO JIMÉNEZ GONZÁLEZ

Desde fines del siglo pasado se viene afirmando que el tema del agua es un asunto de seguridad nacional, que algunas de las próximas guerras se originarán en el déficit hídrico y otras expresiones que indican la importancia que este recurso natural representa para el desarrollo económico y para la población.

También se señala que debido a las alteraciones que sufre el ciclo hidrológico por las actividades humanas y las consecuencias que tendrá el cambio climático en diversas regiones del planeta, particularmente en aquellas donde ocurra un descenso en la precipitación, enfrentaremos un serio problema de escases de agua que nos obligará a modificar los patrones de consumo vigentes.

Lo anterior ha conducido a revalorar la disponibilidad de agua que tenemos, sobre todo en zonas desérticas como nuestra Comarca Lagunera, enclavada en el gran Desierto Chihuahuense, de modo tal que aseguremos reservas de agua dulce, que nos aseguren condiciones para mantener actividades productivas y el abasto doméstico, entre las cuales debe destacarse aquellas que se encuentran en el subsuelo, es decir, los acuíferos.

Los cuerpos de agua subterránea son una de las tres formas en que podemos disponer de agua dulce, los otros son el agua que se precipita y pueda aprovecharse en el momento en que esto ocurre, así como el agua que se escurre sobre la superficie de la tierra producto de esa precipitación y puede aprovecharse posteriormente, sea canalizada o represada, pero aun cuando existe una conexión entre ellas, las dos últimas son aquellas que van a verse más afectadas por los fenómenos descritos y por consecuencia también afectará la recarga de los acuíferos, pero son éstos las más importantes y seguras reservas de agua de las cuales depende nuestro futuro.

Los volúmenes de agua que determinan estas tres formas de disponibilidad se estiman considerando su distribución en un espacio geográfico al cual se denomina cuenca hidrológica, de ahí que, como señalamos en el párrafo anterior, existe esa conexión puesto que el agua que se precipita se escurre en la superficie o se filtra al subsuelo, por ello ante los pronósticos de sequías cada vez más recurrentes o severas es necesario revalorar el agua dulce que ofrece esa seguridad que mencionamos, ya que para empezar, tiene menos posibilidades de evaporarse o de mayor control en su manejo.

Si nos ubicamos en el lugar donde vivimos, somos parte de una cuenca hidrológica, la de los ríos Nazas-Aguanaval, cuyos principales volúmenes de agua se obtienen de la precipitación que ocurre en sus partes altas, desde donde inicia su distribución a través de los miles de kilómetros que abarca hasta su desembocadura.

Los volúmenes que se precipitan y dan origen a esta cuenca son cuantiosos, pero la mayor parte de ellos escurre hacia el lado opuesto de la Sierra Madre Occidental, que a su vez forman otras cuencas (llamadas exorreicas porque desembocan fuera del continente, en el Océano Pacífico), mientras que aquellas que se distribuyen en nuestra cuenca Nazas-Aguanaval (llamadas endorreicas porque desembocan dentro del continente), hasta finalizar en aquellas lagunas de Mayrán, Tlahualilo o Viesca, prácticamente inexistentes en la actualidad por el represamiento y canalización que se ha hecho de esos flujos destinados al riego agrícola.

También esa precipitación que ocurre en las partes altas, la más cuantiosa de la cuenca, forma gran parte de los escurrimientos subterráneos que, al igual que los superficiales, por gravedad desciende hacia las partes bajas y forma en su trayecto acuíferos, alimentados por la lluvia que cae en ese trayecto y la filtración que ocurre mediante diversas formas como la vegetación, las fallas en la superficie de la tierra, u otras.

En la Cuenca Nazas-Aguanaval se han conformado 34 acuíferos que subyacen en la superficie de 35 municipios que le conforman, pertenecientes a tres entidades federativas donde para 2010 residían 2.06 millones de habitantes, la mayor parte en Coahuila (47.5%), después de Durango (34.9%) y Zacatecas (17.6%).

Estos acuíferos presentan una recarga promedio anual de 1,448.2 hm3, de los cuales 1,347.19 hm3 han sido concesionados, en algunos casos con volúmenes mayores a los de recarga, presentando un déficit global de 537.41 hm3, concentrado sobre todo en siete de ellos que se encuentran sobreexplotados.

Al revisar la situación en que se encuentran cada uno de estos cuerpos de agua dulce subterránea, se observa que siete de los cuales se encuentran sobreexplotados, expresando un problema de desbalance hidráulico entre recarga y extracción, a la vez de una inadecuada gestión del recurso hídrico que debe preocuparnos si consideramos que en ellos se encuentran las principales reservas de agua que requeriremos para el futuro. Quizá si analizamos de manera más puntual el manejo del agua subterránea por usos, usuarios y regiones donde se extrae, podríamos tener una idea más clara de esta situación y las implicaciones que representa.

Escrito en: agua, aquellas, encuentran, superficie

Noticias relacionadas

EL SIGLO RECIENTES

+ Más leídas de Editoriales

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas