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Regresan los ambulantes: ¿víctimas o culpables?

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Regresan los ambulantes: ¿víctimas o culpables?

Regresan los ambulantes: ¿víctimas o culpables?

JORGE PÉREZ ARELLANO

Seguramente usted recordará cómo se veía la calle 5 de Febrero, desde Zarco hasta la Plaza de Armas, allá en la década de los 90's, cuando el comercio ambulante invadía las banquetas y no permitía la libre circulación de personas y vehículos.

En aquellos tiempos, la mayoría de dichos comerciantes ambulantes pertenecían a organizaciones del Partido del Trabajo. Y fue justo en la administración municipal de Gonzalo Yañez cuando se pudo retirar -en base a negociaciones- a los más de 300 comerciantes que se habían adueñado de las calles de la ciudad.

Hoy, aunque en menor medida, la historia parece repetirse. La difícil situación económica que se vive en el país, aunado a las reformas de tipo hacendario que parecieran imposibilitar el paso de la informalidad a la formalidad, han obligado a algunos comerciantes a volver a salir a las calles.

Tan solo en esta semana, en seis diferentes puntos del primer cuadro de la ciudad, se pudo observar a comerciantes (algunos de ellos foráneos, por su tono al hablar) que eligieron algunas banquetas para tender su mercancía al público.

Frente al Teatro Ricardo Castro, a un costado de Catedral, cerca de Plaza Fundadores y en Avenida 20 de Noviembre, esquina con Victoria, las escenas del ambulantaje nos remontaron a aquellos años donde prácticamente eran intocables.

Lejos de tomar partido, quiero exponer las dos caras de la moneda: La primera, la de los ambulantes, quienes tienen la necesidad de trabajar de esta forma para poder subsistir. Gran parte de lo que venden son fruto de su trabajo, imaginación y tenacidad. Sombreros, carteras, abanicos y diversas artesanías a las que les han invertido el poco dinero que tienen para poder reinvertirlo.

En lugar de pedir limosna en una esquina o delinquir, estas personas decidieron emprender su propio negocio, al margen de la autoridad, para tratar de tener dinero para comer. Sí, su falta es la informalidad, pero también es justo reconocerles el esfuerzo y dignidad para hacerlo.

Sin embargo, también tenemos la otra realidad, la del pequeño y mediano empresario. Aquel que paga los cada vez más excesivos impuestos con tal de cumplir con la ley, y que de un día para otro ve a alguien en su banqueta ofreciendo mercancía de la cual no tiene gravámenes que declarar.

Así como el ambulante, los pequeños y medianos empresarios también viven su viacrucis diario, para poder pagar sueldos, impuestos, mercancía y, además, tener un dinero extra que lo haga ser un verdadero negocio. ¿Si ellos pueden por que otros no?

¿Cuál es la víctima o el culpable? Seguramente ninguno. La gran diferencia de los mencionados es que unos sí contribuyen a la economía del país, a los indicadores financieros y a que haya impuestos que puedan ser utilizados en obras para la comunidad. El otro no, el otro lo hace para subsistir, porque es a lo que puede aspirar.

Independientemente de la imagen que pueda proyectar el regreso del ambulantaje al Centro Histórico, la autoridad debe de hacer cumplir la ley para evitar que el fenómeno se replique y crezca, así como tratar de ofrecer alternativas viables para combatir el comercio informal... ¿o usted qué opina?

Twitter: @jperezarellano

Escrito en: Sin Restricciones comerciantes, otro, dinero, mercancía

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