Otra vez el arbitraje
La gente común, es decir, el aficionado al futbol piensa, de manera general, que la maquinaria federativa impedirá a toda costa que el Guadalajara descienda y para ello, usará al arbitraje como el brazo ejecutor de tal fechoría. Lo alarmante es que incluso algunos "líderes de opinión" se hacen eco de la voz del pueblo. Esto mete una tremenda presión a los jueces designados para pitarle al rebaño.
Desgraciadamente en las 4 fechas que han transcurrido en este campeonato, los errores arbitrales, chicos y enormes, han beneficiado precisamente al chiverío, lo que no hace sino reforzar esa teoría del "complot" a la que somos tan afectos los mexicanos. El penal sancionado a favor del cuadro tapatío ante el Pachuca, es un monumento al absurdo.
La falta de planeación del encuentro por parte del flamante internacional Luís Enrique Santander fue obvia. Su colocación en esa crucial jugada no era buena, ya que el arbitraje es un tema de ángulo no de cercanía. Piensa que Aquivaldo Mosquera propina una patada a Carlos Fierro y se va con la finta. Reprobable también la cobarde actitud del chamaco, simulando que lo mataron cundo ni siquiera lo tocaron.
Pero ahí no paró la cosa. En una jornada de pesadilla. A otro involucrado con el descenso, el Veracruz, le sancionaron un penal de esos increíbles. Otra vez la falta de planeación y la excesiva intervención de los árbitros asistentes. Fernando Guerrero le marca mano a Adrián Cortés en un balazo que le pega en las piernas y posteriormente en el brazo. Error que, de haberse consumado la victoria de rayados, estaríamos hablando de otro favor al Guadalajara.
En Chiapas el veterano Paul Delgadillo no sancionó el tremendo agarrón de tobillos que le dio William Yarbrough, guardameta del León al delantero de Jaguares Franco Arizala. Nadie le tapó la visibilidad y es entonces cuando uno tiene que preguntarse qué le han enseñado los años al silbante tapatío. Quizá esté solo para los partidos fáciles, donde ni tarjetas necesita mostrar.
Al Querétaro también le dieron su "raspada" los señores jueces al invalidar un gol legítimo a Patricio Rubio. Esta vez fue Jorge Isaac Rojas quién sacó del librero el manual de los cuentos y se inventó una falta. Además, no utilizó ningún lenguaje corporal para explicar qué demonios vio. El error fue, como en los casos anteriores, directamente al marcador.
Quién debería asumir el papel de líder en estos momentos, por experiencia y personalidad, es Francisco Chacón. Ya agarró vuelo con designaciones seguidas pero no puede permitir concesiones como la que le otorgó a Jesús Dueñas el sábado en el Azteca. Dentro del América vs Tigres, el volante felino le metió tremendo codazo en el rostro a Ventura Alvarado estando el balón para disputarse a ras de pasto. Paco solo lo amonestó. Urge una mejoría.