Editoriales

Conflicto magisterial

Archivo Adjunto

LUIS F. SALAZAR WOOLFOLK

El conflicto entre el gobernador Rubén Moreira y el magisterio de Coahuila, pone de manifiesto el estilo depredador irrefrenable del moreirato, que ante la ausencia de límites arrasa con el propio gremio que fue su matriz profesional y política.

Cualquiera mente normal pensaría que el gremio magisterial se salvaría del saqueo de recursos que en forma estructural y sistemática ha ejercido el grupo en el poder en el Estado durante los últimos diez años, por elemental gratitud y mínimo decoro, sin embargo no es así.

Durante los sexenios de Humberto y Rubén Moreira el hermano de ambos Carlos Moreira Valdés se desempeñó como líder del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación en el Estado, actuando como mancuerna y elemento de vinculación entre el Gobierno de Coahuila y la organización sindical.

Esta fraternal complicidad generó un modus operandi que diversos sectores de prensa han denominado de corrupción consentida o pactada, porque implica un mutuo disimulo del Sindicato respecto de los adeudos que mantiene el Gobierno del Estado con los Fondos de Pensiones y Servicio Médico y del Gobierno del Estado, respecto el manejo de los fondos en manos de la dirigencia sindical en turno.

Como es del conocimiento del público, el año pasado fueron aprobadas por el Congreso de Coahuila diversas reformas a las Leyes de Pensiones y del Servicio Médico del magisterio que violan derechos adquiridos de los profesores de la entidad, en virtud de sendas iniciativas que estuvieron avaladas con la firma autógrafa del dirigente de la Sección 38 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, sin que el inexplicable apoyo hubiera sido aprobado por las bases sindicales.

Lo anterior reveló en su día una ruptura de la cúpula gremial controlada por el gobierno de Moreira con la base de los trabajadores de la educación afectados, que ahora se ahonda en ocasión de la aparición de un bloque magisterial disidente agrupado en la llamada Coalición de los Trabajadores de la Educación (CTE) que ha tomado la calle y mantiene un plantón frente al Palacio Rosa en la ciudad de Saltillo.

A la quiebra del fondo de pensiones se suma el deterioro del servicio médico y el desabasto de medicinas, cuya responsabilidad pretende ser cargado al bolsillo de los mentores, mediante disposiciones absurdas que establecen que el costo de la atención a la salud será cubierto por el derechohabiente, en una proporción que queda al arbitrio discrecional de la autoridad, lo que resulta inadmisible en un sistema en el que se supone que la previsión y la seguridad social y el principio de legalidad, son derechos humanos básicos reconocidos como garantías del gobernado.

El gremio magisterial ha enfrentado la ofensiva con las movilizaciones y plantón mencionados, y en el plano de lo jurídico con la promoción de tres mil amparos y una controversia planteada por la Comisión de Derechos Humanos ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en la que se demanda una declaración de inconstitucional que tiene por objeto invalidar las reformas impulsadas por Moreira en agravio del magisterio de Coahuila.

A la justificada reacción de los profesores, el gobierno de Moreira responde ahora con una embestida de la que da cuenta la edición del domingo pasado de El Siglo de Torreón, de la que se desprende que la Secretaría de Fiscalización y Rendición de Cuentas del estado, prepara sus baterías y ahora intenta culpar del desastre financiero y del robo estructural precisamente a maestros señalados como líderes de la disidencia, con lo que se pretende penalizar a las propias víctimas y utilizar el aparato de justicia como herramienta de represión, al servicio de la compra de conciencias y de lealtades de cara a las elecciones para renovar autoridades Estatales y Municipales el año entrante.

Los profesores disidentes de Coahuila no están solos, han encontrado numerosos aliados en asociaciones sociales, cívicas y políticas y religiosas que denuncian el conflicto como una nota característica del estilo del Moreirato, que evade la solución de los retos cotidianos y hace de cada problema irresuelto una crisis recurrente.

Escrito en: Archivo Adjunto Moreira, magisterial, Sindicato, magisterio

Noticias relacionadas

EL SIGLO RECIENTES

+ Más leídas de Editoriales

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas