SOCORRO SOTO Y LA REVOLUCIÓN CULTURAL
El pasado 4 de octubre se dio uno de los más esperados nombramientos en el gabinete del gobernador Aispuro. La Ingeniera Socorro Soto Alanís rindió protesta como directora del Instituto de Cultura del Estado de Durango, ICED. Se trata de un nombramiento que una buena parte de la comunidad cultural ratifica y celebra, con justa razón.
La maestra Socorro, como se le conoce también de su etapa como profesora en el Instituto Tecnológico de Durango, cuenta con una amplia trayectoria como poeta y promotora cultural, pero también como una contumaz defensora de múltiples causas sociales. Por ello podemos intuir y adelantar que su gestión al frente del Instituto de Cultura estará signada por la sensibilidad y el humanismo; atributos indispensables en este ámbito.
El día siguiente de su nombramiento, Socorro estuvo en la ciudad de Santiago Papasquiaro, tierra de los ilustres hermanos Revueltas, para conmemorar el aniversario luctuoso de Silvestre Revueltas, en una sesión solemne de cabildo de ese municipio.
En el discurso que dio en la escuela primaria Silvestre Revueltas, la maestra hizo una breve mención de la vida de los hermanos Revueltas, enfatizando por una parte la del músico (Silvestre) y por la otra, la del escritor (José), refiriendo también al peculiar hecho que los une de manera dolorosa y definitiva: la misma noche en que José daba punto final a su primera novela, "Los muros de agua", Silvestre, agonizaba a causa de una neumonía que contrajo tras despojarse de su abrigo para brindárselo a un amigo al salir de una cantina en una noche fría. (Y qué duda cabe de que el tiempo es un laberinto y que en sus pasillos divergemos y coincidimos en las maneras más insospechadas).
A pocos días del aniversario luctuoso de Silvestre, da inicio el festival cultural más importante en Durango, el Festival Internacional Revueltas. Apenas si ha entrado en funciones y la maestra Socorro ya tiene la encomienda de llevar a buen término la realización de este festival. Esto supone especial atención, y esfuerzos quizá extraordinarios.
Pero más allá del Festival, la gestión de Socorro, como ya se ha replicado en diversos medios, promete revolucionar el panorama cultural trabajando en conjunto con los creadores de la entidad.
Un punto de partida interesante para alcanzar un objetivo como este, sería meditar en torno a palabras como 'arte' y 'cultura', como hace poco lo propusiera Ismael Lares, crítico y escritor duranguense; problematizar estos conceptos en foros de discusión y estudiarlos a fondo. Una propuesta muy oportuna.
Especialmente por tratarse de palabras (arte y cultura) que en cantidad de ocasiones se interpretan livianamente y a conveniencia, siendo también objeto de mucha confusión tanto en materia creación, como en la lectura que de ellas realiza la sociedad.
Hace un tiempo planteaba dicha cuestión en esta misma columna bajo un planteamiento puntual: ¿De qué hablamos realmente cuando hablamos de cultura?, apropiando el título de una obra de Raymond Carver.
En esta ocasión vuelvo a lanzar esa pregunta con renovados bríos, como una invitación para que nos sumemos de manera responsable y concienzuda a la revolución cultural que aquí nos propone Socorro: ¿qué es el arte?, ¿qué es la cultura?, ¿de qué hablamos realmente cuando hablamos de estos temas?
Se trata de una cuestión que no sólo compete a creadores e intelectuales, sino que debe ser estudiada desde todos los ángulos de la sociedad. En el entendido de que la cultura sea el marco de valores bajo el que se rige una sociedad estamos todos obligados a participar de ella. Todos. El ejercicio de la cultura no recae únicamente en determinadas políticas culturales, ni en la gestión de este o aquel instituto, sino que somos todos responsables de ella de manera particular.
Me acuerdo que en alguna ocasión Enrique Peña Nieto se refirió al cantante Julión Álvarez como "un gran ejemplo para la juventud mexicana". Que el cantante sea un ejemplo para la juventud mexicana no deja de ser cierto, como ya lo dijo el presidente de los Estados Unidos Mexicanos, pero tampoco deja de ser triste.
Sirvan estas declaraciones del presidente para reflexionar sobre las condiciones culturales en México, y sirvan también como una guía para orientar los derroteros que la revolución cultural debe remontar con la contribución de todos.
¡Enhorabuena!