Tres poemas
GAFAS
Sufren los insomnes,
los demás contemplamos el mundo como es:
un dolor azul girando en medio de los ojos,
la carne tembladora salida de sus goznes,
el chirriar nubloso de la sangredando tumbos en alguna orilla.
Este es el costo, poetas,
de ponerse las gafas de los dioses.
RITUAL DEL QUE ESCRIBE
Desangra el ocaso lirios.
Bosteza el sol entre las ramas.
Se posan pájaros en cada brillo.
Se apagan los tizones en el agua,
y en los ojos apretados de la nochelejano de míescribo.
Me punzo la lengua para sangrar en silencio.
El abismo que se abre en mí,constelado,
despliega sus alas negras,
de anochecer o demonio.
Para que surjas tus labios son mariposas,
y el ve(r)so aleteasobre tus vellos como brisa táctil,
y la muerte se tiende,desnuda y lánguida,
como una rosa perladabajo la lluvia risueña
y la nostalgia de junio.
TRASCENDENCIA
De aquellos nuestros brillos pasajerosno quedará una estampa.
Ni siquiera tus ojos que tanto amor causaron.
En cambio quedarán las cosastemblando de tus manos,
las paredes las flores les diránla maestría de tu ternura.
Pero del silencio puro, de la sustancia
venida de más adentrono quedará sino el esbozo,
la sorda telegrafía de estos versos.