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ISIS expulsada de su 'capital', ¿qué significa?

MAURICIO MESCHOULAM

MAURICIO MESCHOULAM

Esta semana, el Comité Internacional de la Cruz Roja advirtió que Siria vive la peor escalada de violencia desde hace un año. A veces, en determinados medios, es ya común leer que la guerra siria está llegando a su final. Ahora mismo, con la caída de la autodenominada "capital" del "Estado Islámico", Raqqa, hay quienes tienden a relatar ese acontecimiento como el final de la historia. Y claro, el hecho de que ISIS esté perdiendo el vasto territorio que llegó a controlar es algo que disminuye notablemente su capacidad de daño. Sin embargo, es igualmente importante, primero, comprender que ISIS emerge de condiciones muy específicas que no se han resuelto; y segundo, considerar la evolución de esa organización hasta convertirse en una red que opera hoy en 28 países, entretejiendo sus propias circunstancias con las circunstancias locales de esos otros rincones del planeta.

En efecto, aunque la historia de ISIS adquiere reflectores apenas en 2014, cuando esa agrupación conquista gran parte de Siria e Irak, no se trata de una organización "nueva". Eso que hoy conocemos como "Estado Islámico" es un subproducto del conflicto y la inestabilidad, primero, en Irak, luego en Siria, y posteriormente, en otros sitios del globo. La investigación muestra que las organizaciones terroristas se fortalecen en entornos de conflicto armado, de violencia perpetrada por los gobiernos, de violaciones a derechos humanos, así como de la existencia de redes criminales, entre otros factores.

Por tanto, el estado actual de la guerra siria sí importa para entender qué puede pasar tanto con ISIS como con otras agrupaciones terroristas. Esas circunstancias se resumen así: (1) La intervención directa de Rusia volteó las cartas de las hostilidades a favor del presidente Assad; (2) Adicionalmente, una confluencia de intereses entre Moscú e Irán (aliados de Assad) con Turquía (uno de los patrocinadores de la rebelión) ha permitido desescalar los choques en ciertas zonas del país; (3) Sin embargo, en la guerra siria intervienen múltiples actores que se niegan a dejar las armas. Además, la milicia que consigue arrebatar a ISIS su "capital", las Fuerzas Democráticas Sirias, entrenadas y armadas por EU, ya ha tenido choques con las fuerzas de Assad; (4) Por ende, las zonas de desescalamiento acordadas por Rusia, Irán y Turquía, sólo han funcionado limitadamente; (5) Estos factores, indican que, por lo pronto, Siria no ofrece un panorama de estabilidad; y (6) Aún en el caso de que Assad y sus aliados sigan prevaleciendo, es importante considerar que los motores que dieron origen a la guerra civil siguen ahí. Esa suma de elementos es un caldo de cultivo ideal para que los grupos terroristas como ISIS se recuperen y sobrevivan.

Lo que vive ISIS, entonces, es una transición. Sus decenas de ataques en Siria e Irak hoy son menos, pero se siguen cometiendo y podrían volver a escalar. Además, las operaciones de la red continúan en 28 países a través de filiales, células y militantes inspirados por la organización.

Ello revela las tareas que debieran implementarse para realmente erradicar a esa red jihadista. De esas tareas, sin embargo, el primer paso consiste en la pacificación y estabilización de dos países clave: Siria e Irak, lo que sólo se lograría resolviendo los conflictos desde su raíz. No se trata de objetivos simples, por supuesto, pero mientras no sean alcanzados, las organizaciones como ISIS siempre tendrán formas de recuperarse y resurgir, ya sea usando su mismo nombre o bien, algún otro que se ponga más de moda en su momento.

Twitter: @maurimm

Escrito en: MAURICIO MESCHOULAM ISIS, Siria, guerra, Irak,

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