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1590: Fallece Fray Bernardino de Sahagún, destacado eclesiástico e historiador español

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AGENCIAS

Considerado uno de los antecesores de la etnografía moderna, Fray Bernardino de Sahagún, de quien hoy se cumplen 427 años de su muerte, ha trascendido en el tiempo gracias a su Historia general de las cosas de la Nueva España.

Bernardino de Rivera, por su nombre de pila nació entre 1499 y 1500, en Sahagún, España. Su fallecimiento fue el 23 de octubre de 1590.

De acuerdo con sus biógrafos, alrededor de 1520 viajó a Salamanca para realizar sus estudios universitarios en un centro renacentista español, donde aprendió latín, historia, filosofía y teología y hacia 1527 entró a la orden franciscana.

Los textos disponibles señalan que en 1529 partió rumbo a la Nueva España (México) en misión con una veintena de frailes, todos encabezados por fray Antonio de Ciudad Rodrigo. Primero conoció Tlalmanalco, y después fue guardián y se cree que el probable fundador del convento de Xochimilco en 1535.

Agrega que en 1536, Bernardino enseñó latín en el imperial Colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco, por orden del arzobispo de México, Juan de Zumárraga. El colegio instruyó académica y religiosamente a jóvenes nahuas, en especial a hijos de pipiltin o nobles, al que Bernardino se vinculó de por vida.

De ahí que fuera muy querido entre los indios, mientras que de los ancianos, sabios y sacerdotes obtuvo los detalles que le interesaban, y pedía sus informes en náhuatl.

El material de su investigación lo tradujo al castellano, dando lugar a varios manuscritos en ambos idiomas, pero los más valiosos eran los escritos en lengua náhuatl, porque a veces omitía o abreviaba algunas cosas en la versión castellana.

Asimismo, refiere la biografía difundida por una enciclopedia electrónica, formó a sus discípulos que llegaron a ser sus colaboradores en sus investigaciones sobre la lengua y la cultura nahuas, tal es el caso de Antonio Valeriano de Azcapotzalco, Martín Jacobita y Andrés Leonardo de Tlatelolco, y Alonso Bejarano de Cuautitlán.

Se sabe que Fray Bernardino estuvo en los conventos de Xochimilco, Huejotzingo y Cholula. Fue misionero en Puebla, Tula y Tepeapulco. Desde 1547, se dedicó a su obra histórico-antropológica que le trajo muchos problemas ya que fue confiscaron por orden real, debido al temor de su valor.

Bernardino le asignó gran importancia al estudio de la cultura de los antiguos mexicanos y muchos de sus métodos misionales respetaron las costumbres ancestrales, lo cual representó un obstáculo a la evangelización española, por lo que un sector de religiosos se puso en su contra.

Las tres copias que fray Bernardino hizo del trabajo, acabaron en la biblioteca del Palacio Real (2 de ellas fueron regaladas por los reyes posteriores). La situación de la España en la segunda mitad del siglo XVI era de mucha intolerancia ante el avance protestante.

Fray Bernardino sufrió vejaciones intelectuales y fue trasladado de convento en convento. Pero tuvo simpatizantes aunque sus manuscritos no volvieron a su poder. Actualmente han sido reencontrados, se han editado y traducido repetidamente desde 1829, pero muy deficientemente.

Algunos fragmentos aparecieron en la Biblioteca Laurentina de Florencia (Códice florentino) y otros en un convento franciscano de Tolosa. Se le conoce como La Historia general de las cosas de Nueva España cuya redacción le llevó 40 años.

Los estudiosos consideran la obra de este fraile como un texto capital de la historiografía mexicana contemporánea.

Concebida a la manera de un tratado moderno (uso de documentos, cotejo de diversas fuentes, apartados clasificados de forma científica), y consta de 12 libros.

Los nueve primeros tratan de los dioses y diosas, de las fiestas en su honor, de las creencias sobre la inmortalidad del alma y de las ceremonias fúnebres, así como de la astrología judicial, los augures y adivinos, y de la vida intelectual y política, entre otros temas.

Los libros X y XI contienen un diccionario y el XII expone la conquista de México en su versión indígena. Escribió una obra metódica que representa un tesoro de conocimientos etnográficos, arqueológicos e históricos que constituye una contribución fundamental al conocimiento indígena.

Las excavaciones arqueológicas realizadas desde el siglo XX han corroborado muchos aspectos de la obra de Sahagún. Sin embargo, desaparecieron Las Pláticas o Coloquios que habían aparecido en la Biblioteca Vaticana y se publicaron en 1924.

De la Psalmodia cristiana se perdieron parte de salmos traducidos y reinterpretados en náhuatl, quedaron ejemplares incompletos, así como un Arte (gramática) de la lengua mexicana, escrito en 1569, y obras doctrinales en náhuatl.

Escrito en: Bernardino, obra, convento, Nueva

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