¿De qué nos morimos los mexicanos?
Hoy es el marco para unas de las conmemoraciones más características de la cultura de México: el Día de Muertos, el cual es incluso un atrayente turístico en zonas tales como Janitzio, en Michoacán.
Este día es una extraña mezcla de sentimientos y emociones. Por un lado, es alegre por el colorido de las flores , la música que inunda los panteones, las familias reunidas en auténticas comilonas; por otro, hay tristeza, melancolía al recordar a las personas que se aman y fueron parte de nuestra vida pero que ya no están físicamente.
Se trata de una conmemoración que lleva implícita la fe. Hay quienes creen fervientemente que las almas de los muertos regresan del inframundo, lo cual les llena de esperanza y brinda un poco de consuelo.
La muerte es también un negocio, una oportunidad de reactivación económica para ciertos sectores, en especial los vendedores de flores, artículos religiosos y para aquellos que hacen lápidas. En estos momentos, 800 comerciantes se encuentran instalados en el Panteón Municipal de Oriente y otros más en los panteones Getsemaní y Jardín.
La muerte, reza el dicho, es lo único seguro, la que no hace distingos de clases sociales, edad, sexo o preferencias religiosas o políticas, porque a pesar de los múltiples esfuerzos de la ciencia por prolongar la vida eternamente, aún no se ha podido lograr ese objetivo.
De acuerdo a lo informado por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), a principios de los años treinta, las enfermedades transmisibles, como parásitos e infecciones en el aparato digestivo o respiratorio, eran la principal causa de muerte de la población. Con los avances médicos y una mejor infraestructura hospitalaria, estas enfermedades fueron controladas o erradicadas pero para 1960 los accidentes y la violencia empezaron a cobrar más vidas, además del cáncer.
A partir del año 2000, las enfermedades del corazón, los tumores malignos y la diabetes mellitus se han mantenido como las principales causas de muerte de los mexicanos.
Para ser más precisos, las primeras siete causas de muerte en México durante el año 2015 fueron: diabetes mellitus, las enfermedades isquémicas del corazón, las del hígado, las cerebrovasculares, las crónicas de las vías respiratorias inferiores, las hipertensivas y las agresiones. En conjunto representan casi la mitad de los decesos totales en el país.
En las condiciones actuales, se ve difícil que estas cifras puedan cambiarse, ya que las personas están sometidas a un estrés permanente al tener dos o más empleos, se alimentan mal por el poco tiempo disponible pero también por el costo (lo más barato suele ser lo menos nutritivo), además de que la violencia no cede.
Un dato por demás preocupante, en 2015 a nivel nacional se registraron 7 mil 37 defunciones a raíz de la desnutrición: 48.6 por ciento eran hombres y 51.4 por ciento mujeres; por edad, 81.1 por ciento tenían 60 y más años de edad. Aquí en Durango, hace poco, una niña indígena de Mezquital murió por diversas complicaciones unidas a una desnutrición. Un caso por demás alarmante.
Todos moriremos, es verdad, aunque no sabemos el día o la hora. Por eso hoy, celebremos la vida recordando a nuestros muertos.
PUNTO Y APARTE.- En los últimos meses al interior del Congreso del Estado se han presentado diferentes iniciativas de ley que sin duda, son del interés de la población como lo es quitar el fuero a los funcionarios públicos y más recientemente, que se pueda decidir el orden de los apellidos al momento de registrar a un bebé.
Es positivo, por supuesto, que los legisladores locales trabajen para poner a Durango a la par de otras entidades federativas con leyes modernas acordes a los tiempos actuales, pero no sólo se trata de que presenten iniciativas sino que les den seguimiento y se hagan vigentes. Aquí lo más importante es que no las dejen en el congelador como tantas veces ha ocurrido.
Twitter: @citlazoe