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De película

Consinsentido

MIGUEL FRANCISCO CRESPO ALVARADO

La mayor parte de las películas que tienen éxito en taquilla presentan una fórmula sencilla basada en un antagonismo entre buenos y malos. La lógica simple de la dualidad blanco y negro triunfa porque evita las complejidades que dificultan la elección de bando. Se está totalmente a favor o en contra de algo, los términos medios no tienen lugar. Se sufre ante la derrota del lado elegido como propio y se festeja el triunfo, sobre todo, cuando éste representa la aniquilación definitiva del rival.

El simplismo que reduce todo a generalizaciones y encasillamientos suele ser la postura más difundida en nuestra cultura. No se trata de una simple elección. Vivimos inmersos en procesos formativos que nos educan a encarar así, de manera dicotómica, todos los aspectos de la existencia. Eso nos coloca en una posición altamente susceptible a la manipulación. Como en las películas, nuestras emociones son movidas de un lado a otro a placer de quienes emiten todo tipo de mensajes en torno a los asuntos de interés común (que, además, afectan de manera directa la vida privada).

Hoy, por ejemplo, vivimos una especie de resurgimiento de la llamada "Guerra fría". Múltiples voces nos advierten sobre los rusos y sus perversas intenciones de conquistar el mundo. Para quienes de manera consciente o inconsciente orquestan este tipo de mensajes y los difunden no importa el resultado. Es decir, no les resulta altamente significativo si elegimos estar a favor o en contra de, en este caso, los rusos; lo único que les interesa es continuar entrenándonos en el simplismo, porque entre más básicos seamos, más dóciles al control nos volvemos.

Crear y difundir dicotomías no sólo es taquillero; nos atrapa en discusiones eternas entre el "a favor" o "en contra" que nos entretienen y nos hacen irreflexivos. Pero, no voy a caer en hacer lo mismo que cuestiono. Por supuesto que las dicotomías tienen un lugar importante en nuestra cultura y que pueden y deben ser base para la reflexión. Su limitante radica en suponer que forzosamente hay que elegir uno de los lados: o en contra de los toros o a favor; o en contra del aborto o a favor; o en contra del populismo o a favor; etc.

La vida es increíblemente más compleja que las películas. Los escenarios de la existencia humana no pueden ser planificados ni controlados; menos todavía, puede haber una determinación sobre cómo va a ser la actuación de cada uno de nosotros en tanto personajes del diario vivir. Es mejor, entonces, que nos salgamos de las lógicas simplistas de la dicotomía y que, si nos vamos a oponer a algo, sea de forma más inteligente, lo que inicia por reconocer que en el otro que es nuestro rival, no todo es malo y carente de razón.

Si vamos a vivir política y moralmente como "de película", prefiero que sea a la manera Almodovar: sin simplismos bobos.

Escrito en: Consinsentido manera, tienen, favor;, otro

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