El filólogo, gramático, poeta, escritor y académico mexicano, Rafael Ángel de la Peña, quien fue miembro de la Academia Mexicana de la Lengua y cuya obra ha sido catalogada como una de las mejores en su rubro, nació el 23 de diciembre de 1837.
De acuerdo con la Enciclopedia de la Literatura en México, De la Peña recibió sus primeras enseñanzas de su hermano mayor y posteriormente su padre le dio lecciones de historia, geografía y francés.
A los 15 años de edad inició sus estudios en el Seminario Conciliar, lo que le permitió ser pasante de teología y más tarde, estudiar derecho civil y canónico.
Siempre mostró brillantez en cada área del saber que le interesaba, obtuvo las calificaciones más altas y premios. Además cultivó el estudio de la lengua latina, de las cuales se derivó su especialización en literatura, gramática y filología, que enfocó en la enseñanza y en los escritos didácticos.
Tras dar clases de filosofía y teología en el Seminario, De la Peña impartió latín y literatura en el Colegio de San Juan de Letrán y la Escuela Nacional Preparatoria en 1868.
Posteriormente incursionó en la diplomacia como Cónsul General de Colombia en México y fue senador por Zacatecas, describe el sitio oficial de la Academia Mexicana de la Lengua.
Desde septiembre de 1875, la Academia Mexicana de la Lengua lo nombró miembro de número con la silla XI y del período de 1883 a 1906 se desempeñó como secretario.
La mayor parte de sus estudios gramaticales fueron publicados en los primeros tomos de las Memorias de la institución, lo cual causó la apreciación de su trabajo en las múltiples remisiones de vocablos nuevos o corregidos a la Academia de Madrid, según biblioweb.tic.unam.mx.
En su como filólogo y gramático se encuentran los títulos: Apéndice a la sintaxis latina (1867), Sobre los elementos variables y constantes del idioma español (1876), Estudio sobre los oficios lógicos y gramaticales del artículo (1881; 1882), Estudio sobre los oficios lógicos y gramaticales del verbo (1882).
Así como Disertación sobre la definición de gramática (1886, t. III), Tratado del gerundio (1889) y Gramática teórica y práctica de la lengua castellana (1898).
Pese a que la mayoría de sus escritos se dedicaron a la lengua publicó algunos sobre crítica literaria, a la Angelina de Rafael Delgado, Murmurios de la selva de Joaquín Arcadio Pagaza, al poema El beato Calasanz de Justo Sierra, El bachiller de Amado Nervo y la biografía de Zumárraga de Joaquín García Icazbalceta.
De esta manera, Rafael Ángel de la Peña, quien murió el 21 de mayo de 1906 en la ciudad de Zacatecas, dejó un vasto legado para la lengua.