Cuatro Ciénegas, Coah.- Curiosidad, expectación pero sobre todo gran desilusión causó la visita ayer del presidente de la República Vicente Fox Quesada a esta población, como siempre inaccesible, como siempre frío, impersonal y su ya característica faz agobiada.
Por más saludos que la gente le dispensaba, por más algarabía que hizo a su paso al gran convoy del Presidente quien llegó acompañado por el secretario de Gobernación Santiago Creel Miranda, flanqueados por patrullas de la Policía Federal Preventiva, no respondía ni con muecas y mucho menos agitó su mano en correspondencia.
Vicente Fox Quesada llegó al aeropuerto de esta población al filo de las 13:30 horas, luego de que el avión de la Fuerza Aérea Mexicana arribó al aeropuerto privado de Altos Hornos de México, AHMSA, en Ciudad Frontera, Coahuila, población ubicada a cuarenta minutos de este municipio.
Entró por la calle Juárez, donde una larga valla de ciudadanos, niños y jóvenes lo esperaban ansiosos, curiosamente con vivas y entusiastas saludos, sobre todo porque “queríamos verlo de cerca”, expresaron posteriormente.
Aproximadamente treinta minutos se “perdió” él y todo el convoy, ese tiempo se tardó en llegar a las instalaciones de la Casa de la Cultura sede de la reunión de la Conferencia Nacional de Gobernadores de México, Conago.
Pero lo anterior no fue para realizar un recorrido y conocer el Museo Venustiano Carranza o la Plaza Central, sino para un “ajuste de tiempo” en casa de “Doña Lolita Villarreal”, mujer muy conocida de esta ciudad, de “las familias más ricas y arraigadas de esta población” y quien hizo ayer los honores.
Después de eso, arribó a la reunión de la Conago en la Casa de la Cultura, desde luego resguardada y vigilada celosamente por elementos del Estado Mayor Presidencial que operaron con equipos detectores de metales y extremas medidas de seguridad.
Prolongadas vallas de esas rejas blancas y oxidadas impidieron el paso a gran cantidad de lugareños que pretendían acercarse más a su Presidente, algunos grupos sociales se manifestaron pero ninguno tuvo la oportunidad de entregar los clásicos sobres amarillos con peticiones de ayuda; se quedaron, peor que como llegaron, asoleados.
Las vivas y aplausos que los cieneguenses le otorgaron a Vicente Fox Quesada de manera cálida y hospitalaria no fueron correspondidos cuando menos con una sonrisa, lo que indignó y desconcertó a muchos y porque esperaban que caminara por alguna de las calles de este histórico lugar.
El Primer Mandatario llegó, asistió a la reunión de la Conago, presidió poco antes de las tres de la tarde la reunión de información para medios de comunicación donde dieron a conocer las conclusiones y se retiró.
Comió luego con los 24 gobernadores asistentes y los siete representantes de gobiernos estatales en la quinta “El Marengo”, propiedad del empresario Johnny Rivas Cantú, ubicada en la calle Cuauhtémoc y Corona en la zona centro.
Cuarenta minutos duró y luego Fox Quesada se retiró por vía aérea otra vez a Ciudad Frontera, Coahuila, para regresar a la capital del país al filo de las 17:00 horas.