Durango

Los rostros del placer, historias de bailarinas

Un oficio de riesgo en el que reconocen que lo que importa es ganar dinero, ‘dinero fácil’.

Los rostros del placer, historias de bailarinas

Los rostros del placer, historias de bailarinas

NALLELY URBINA O.

Barenka, de pasos largos y elegantes, hace recordar a los ángeles de Victoria Secret, solo que ella baila al ritmo de 'A mí me gustan mayores'.

Hace poco que pisó por primera vez el escenario donde puedes hacer cosas que en otro lado es imposible. Aunque aquí, en Durango, le costó trabajo bailar con el tubo 'porque este tubo es más grueso', dice con la sonrisa graciosa tatuada en el rostro.

Barenka tiene 19 años de edad, es estudiante de preparatoria; para cubrir los gastos y ser veterinaria como lo soñó de niña, se convirtió en bailarina exótica en la ciudad de Durango, cimentada entre el hierro de la mina del Cerro de Mercado y las ideas religiosas que, como los gatos por la noche, son pardas.

Al estilo de ciudades grandes, ese escenario es adornado con más de 20 bailarinas, de miércoles a domingo. Mide aproximadamente siete metros de largo, tiene varios tubos, aros y telas. La constante es el derrame de líquidos, trapeados a cada rato por el afanador.

Ellas como bailarinas de este lugar, donde el consumo es de deseos sexuales, realizan actos que van de lo común a lo cirsense, porque la mayor parte de los asistentes son voyeristas.

Una noche Barenka, igual que una decena de chicas, abrieron el escenario para una estrella que dio un espectáculo sexual interactivo. En este sobró la música, valieron más las porras del conductor del evento y las adulaciones de los asistentes para los que se atrevieron a participar, algunos 'bien borrachos'.

Esto no ocurre siempre, sino que es día de show, explicó Barenka; mientras en el fondo se oye reguetón y uno de los 'valientes', como dice el presentador, intenta 'cumplir como hombre' en el escenario, porque así lo requiere la dinámica que se desarrollaba en ese momento, la cual por cierto grabaron con el celular unos 10 hombres, aunque el resto - aproximadamente 200 personas- lo vieron todo. Esto incluye a la chica y al participante, desnudos, consumando un acto sexual. Está documentado y hasta viralizado.

SOBRE EL ESCALÓN

"Barenka" signigica mariposa en ruso, así le explicó el hombre que la invitó a bailar. Es un nombre artístico que se ha ganado el cariño de la chica.

Su primera vez no fue en serio, pero sirvió de casting; ese día fue solo por diversión al bar y, por lo mismo, se subió a bailar con otra muchacha. "Ella sí era bailarina, me pusieron un antifaz y cuando me bajé, me empezaron a pedir los clientes, pero yo les decía que no trabajaba ahí".

Al poco tiempo esa máscara dorada se convirtió en una de sus principales herramientas de trabajo, además del babydol de marinera, el de militar, policía, reina de corazones y 'conejita'.

"Ganar dinero, dinero fácil", es el fin de los tabledance. Es un negocio y la prioridad es el cliente, reconoce Barenka, y así se lo enseñó la experiencia.

Un sujeto de más de 40 años la quiso violar, pero los de seguridad, que eran novatos, lo sacaron del bar. Al final resultaron regañados, porque en esos casos la política de la empresa marca que amablemente le pidan calma, pero no lanzarlo a la calle, incluso pese a que intentó una violación sexual.

Pero son los riesgos del oficio. "Es como jugar fútbol y no querer recibir ni una patada", se resigna Barenka hasta con la mirada, quien agrega: "este es el escalón para llegar a mi objetivo". Antes lo había dicho: consolidarse como profesionista.

LAS TARIFAS DEL CUERPO

Barenka desfila por el antro con la mano llena de pulseras de colores fluorecentes, le bailan por lo delgado del brazo. El resto de chicas también trae, aunque a algunas les aprieta la extremidad. Esta es la forma de contar las ganancias por los diferentes servicios que brindan las empleadas del "teibol", que tienen entre 18 y 50 años de edad. Eso no significa que no haya habido más jóvenes o mayores, pero en este momento "es lo que hay", comenta.

 ALGUNOS SOLO QUIEREN UNA CHARLA SIN JUICIOS... Un hombre de unos cuarenta y tantos años le platicó a Barenka sus problemas económicos y le invitó dos copas, ese es el requisito para compartir tiempo con una joven como ella. Por eso trae un par de pulseras color verde, que equivalen a 100 pesos en total. Claro, ella solo toma jugo de piña porque no le gusta trabajar en estado de ebriedad, pero eso se supone que no lo saben los clientes. Y esto es más que un cliché, 'hay hombres que se enojan cuando se enteran que no estas tomando alcohol'.

Luego de media hora de oír cómo para un adulto es difícil sostener una casa en la que la mujer no trabaja, la chica hizo tres privados, esos son los bailes en los que pueden ver y tocar 'un poco'; uno fue para un joven inexperto en el sexo, tenía como 20 años; otro para uno de 50 años que está "aburrido" de la esposa. Estos trabajos le valieron dos pulseras color amarillo, también valuadas en 100 pesos.

-¿Y qué haces?

- Hum... casi nada, me muevo, sonrío y nada.

La mayor cantidad de dinero que pueden ganar en un servicio es en el 'privado VIP', que cuesta mil 500 pesos, pero de estos no hace Barenka porque aquí es una media hora de relaciones sexuales con condón.

De todas las tarifas es en esta donde las chicas ganan un porcentaje mayor al del bar. De un 'privado VIP', les pagan 900 pesos, o sea el 60 por ciento del costo, por sexoservicio. Pero del resto de las pulseras se llevan el 50 por ciento, en el caso de los privados regulares si son de tres minutos se cobran en 100 pesos, de siete minutos en 200 pesos y mientras que al cliente la bebida más económica le cuesta 150 pesos, a las bailarinas les tocan solo 50 pesos.

 LÁTEX PARA NO PERDERSE

De entre esto Barenka rescata lo positivo, que al tratarse meramente de un negocio, son sus ingresos; es decir, cuatro mil pesos a la semana, 16 mil pesos al mes, cantidad que significan 11 mil 600 pesos más de lo que ganaba cuando trabajaba en la maquiladora.

Ella sabe que puede obtener más dinero, pero recalca que no quiere ser como muchas de sus compañeras que "se meten tanto que terminan por perderse", insiste que su sueño es tener su consultorio de médico veterinaria.

Barenka es la más chica de nueve hermanos que no saben a qué se dedica, es un secreto de 'vida o muerte' porque la gente no entiende este negocio y que las bailarinas exóticas no se prostituyen. 'Bueno no todas', reflexiona. Además, la mayoría de las trabajadoras son madres solteras que no tienen otra forma de mantener a sus hijos; 'claro hay otras que lo hacen para comprar droga o por gusto'.

El mundo del voyerismo no es masculino: mujeres acuden con Barenka e incluso en compañía de sus parejas, para ella eso no es problema.

"Una chava me pidió que me sentara con ella y su novio, con los dos bailé y hubo 'toqueteo', pero de repente ella se enojó, se puso celosa".

Hay varias anécdotas que narran como su belleza pone en jaque a las parejas, hombres celosos de que sus novias le pidan un privado a Barenka y mujeres que se arrepienten de 'picharle' un baile a su esposo.

Si bien ella lleva apenas meses en el negocio, está totalmente segura que es un empleo temporal, aunque sus jefes esperan que no sea así, no piensa prostituirse nunca, porque la ventaja es que aquí en Durango "nadie te obliga, como en Gómez (Palacio) allá sí". Además, Barenka sufre de una 'rara' afección: el látex la mata porque es alérgica.

Al comienzo de su vida sexual eso lo tomó como un castigo, pero dicen que la naturaleza no se equivoca, y cuando entró al negocio del placer vio en esa condición el argumento perfecto para evitar ir más allá de su baile aéreo, en el tubo y twerking.

Escrito en: SEXOSERVIDORAS DURANGO SEXOSERVIDORAS Barenka, ella, pesos, pulseras

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