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Sin popote por favor

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Sin popote por favor

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OMAR ORTEGA SORIA

Estamos en la era del plástico, una gran cantidad de objetos que utilizamos en nuestra vida diaria están hechas de este material, desde tecnología muy sofisticada hasta instrumentos tan insignificantes como un popote. Al mismo tiempo impera una renovada conciencia por ser más responsables con el medio ambiente, poniendo énfasis en las pequeñas acciones que podemos hacer como ciudadanos comprometidos con la naturaleza.

La mayoría de las veces cuando pedimos una bebida en un restaurante, se nos entrega automáticamente un popote, es algo que vemos tan normalizado que ya no cuestionamos, y mucho menos nos ponemos a pensar que diariamente 500 mil personas hacen lo mismo y que un popote tarda por lo menos 25 años en degradarse.

El gran problema que enfrentamos es el equilibrio entre su uso y su disposición final, por ejemplo, mientras que el plástico de una botella de refresco puede ser reciclado, el 95% de los popotes que se utilizan no son reciclables y tienen una vida útil a veces casi instantánea, ya que solo son utilizados por una única ocasión y a veces ni siquiera son utilizados, simplemente son desperdiciados.

Desde 2011 en Estados Unidos inició un movimiento para hacer conciencia sobre el uso de los popotes, que hizo que muchos restaurantes eliminaran la práctica de introducir los popotes en las bebidas cuando son servidas a los clientes, para 2015 se hizo viral un video de una tortuga con un pedazo de popote en una fosa nasal, provocando una mayor reflexión sobre el tema, al punto de que por ejemplo en Malibú ya esté prohibido proporcionar popotes, utensilios y agitadores de plástico y que varios países o regiones estén haciendo algo al respecto.

En nuestro país, los cambios han sido más lentos, el año pasado empezó a tomar fuerza la responsabilidad en el consumo de popotes, todo esto gracias a la sociedad civil, sin embargo, esta semana hubo un nuevo avance, cuando en la Cámara de Diputados se aprobó que los diferentes niveles de gobierno realizaran acciones encaminadas a que los establecimientos de alimentos y bebidas no promuevan el consumo de popotes, salvo que el usuario así lo disponga.

Definitivamente es un pequeño cambio en la dirección correcta, que más allá de prohibir, nos ayudaran a tener un consumo más racional e inteligente, sobre todo cuando continuamente se desarrollan nuevas tecnologías para lograr polímeros más eficientes, es decir, que se degradan en menor tiempo, a lo que se une la exploración de nuevos materiales, como los popotes elaborados con el hueso de aguacate.

Indudablemente son necesarios para personas con algún problemas de movilidad, sin embargo, también hay mitos que han favorecido su masificación y popularización, por ejemplos hay muchos que piensan que es más higiénico que tomar directamente de un vaso, pero sencillamente, si un vaso está sucio, el líquido que contiene también estará contaminado.

Ojalá que esta reforma nos ayude a incentivar cambios en nuestra conducta más profundos, pero si no, por lo menos le dará un pequeño respiro a nuestra naturaleza sobre todo, cuando un ser humano promedio utiliza 38 mil popotes durante toda su vida. Ahora podremos hacer algo más con las bolsas de los supermercados o incluso con el unicel.

Twitter: @omarortegasoria

Escrito en: Pulso Legislativo popotes,, popotes, veces, nuestra

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