Editoriales

Es rey, pero ¿tuerto?

Consinsentido

MIGUEL FRANCISCO CRESPO ALVARADO

¿Cómo saben los ciudadanos del país de los ciegos que aquel a quien tienen como rey es en verdad el tuerto? Si su ceguera les impide ver ¿por qué medio se les iba a hacer visible la condición de tuerto de su rey? ¿No debería ésta serles invisible tal como lo es todo lo demás? ¿Y si el presunto tuerto no es más que otro ciego que se hace pasar por tuerto para mandar?

En la medida en que van transcurriendo las campañas crece mi duda sobre las capacidades de los aspirantes y sus equipos para sacar adelante al país. De hecho, entre más afirman de sí mismos que pueden, más me hacen dudar, porque más creo que, en verdad, no entienden bien a bien lo que pasa; no comprenden -no afirmo que yo lo haga- cuáles son los problemas y sus causas y, por tanto, tampoco cuentan con las soluciones que los combatan. Hay, eso sí, muchas ocurrencias, algunas más descabelladas que otras, pero poca claridad en el rumbo que se debería seguir.

Con lo anterior no quiero decir que sean todos unos inútiles. No, de ninguna manera. Creo que todos tienen ciertas capacidades destacadas que, dadas las circunstancias actuales, significarían, de ganar, mejorías en algunos aspectos de la gestión pública; pero nada más. Es decir que los grandes problemas de fondo van a seguir allí, prácticamente intactos. La razón es muy sencilla: para que opere un cambio significativo se necesita que una parte muy importante de la población se involucre de manera seria con ese cambio.

Pongo como ejemplo el funcionamiento del IMSS. Existe una queja generalizada -incluso de muchos que jamás se han parado por ahí- debido al mal servicio de clínicas y hospitales del Seguro Social que se atribuye invariablemente a los gobiernos en turno. Pero, si un día tiene curiosidad y observa el comportamiento del público que acude a solicitar servicio, es probable que descubra cómo, al menos algunos de ellos, participan de la generación del caos y lo hacen de múltiples maneras: desde cargando con toda la familia pese a los riesgos sanitarios y la incomodidad para los demás pacientes que eso significa, hasta exigiendo medicamentos que realmente no necesitan porque no tienen las enfermedades para las que deben ser prescritos.

Lo que deseo indicar con el ejemplo es que, si bien los gobiernos y los políticos tienen una responsabilidad importante en lo malo que sucede en el país, están lejos de ser los únicos culpables y más lejos todavía de ser el elemento mágico que todo solucionará. Sin embargo, los candidatos -unos más que otros- nos quieren hacer creer que sí, que ellos son el punto de inflexión; que la historia se comenzará a contar con un "antes de" y un "después de"; que basta con su arribo al poder para acabar, de tajo, con todos nuestros males. Pero ¿por qué ese ánimo de jugarle al "tuerto"? Simplemente porque quieren ganar la elección y porque, para poder lograr el triunfo anhelado, nada les funcionaría peor que decirnos la verdad: que nosotros también tenemos que cambiar y mucho.

Leo en las redes sociales reclamos tipo: "no somos Suecia, Finlandia o Noruega". La razón es muy sencilla: no somos suecos, finlandeses o noruegos. Somos mexicanos a los que les encanta poner la música a todo volumen, aunque no deje dormir a los vecinos; colarse en las filas; exceder el límite de velocidad; tirar basura fuera de los contenedores; regatear a los empleados; burlar al patrón; y otro montón de expresiones que dicen mucho de nuestra colectiva incapacidad para actuar el estado de derecho que tanto reclamamos en los demás.

Tal vez sospechemos del rey. Quizás intuyamos que no tiene nada de tuerto, pero, siempre será más cómodo ser ciego y culpar al gobernante de llevarnos al desfiladero por hacerse pasar por tuerto. Gracias a nuestra cómoda ceguera, el tuerto no sólo es rey por 6 años; sino que, también, vive el resto de sus días como tal.

Escrito en: Consinsentido tuerto, que,, tienen, nada

Noticias relacionadas

EL SIGLO RECIENTES

+ Más leídas de Editoriales

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas