Durango

La pobreza invade el albergue indígena

A casi dos meses del incendio, la gente del lugar carece de apoyo.

La pobreza invade  el albergue indígena

La pobreza invade el albergue indígena

DANIEL ESTRADA

Han transcurrido casi dos meses del incendio que consumió varios jacales al interior del Albergue Indígena de Santa María de Ocotán y hasta el momento la ayuda que han recibido los afectados ha sido mínima, pero además nadie les da esperanzas de que su condición de vida mejore.

Algunas familias que perdieron sus modestas viviendas recibieron láminas por parte del Gobierno Municipal de Mezquital, otras lograron hacerse de tablas, desechos de lonas y pequeñas casas de campaña para poder resguardarse cuando menos durante la noche.

Sin embargo, aseguran que de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), Gobierno del Estado y Ayuntamiento de Durango no han recibido nada, además de las aparentes buenas intenciones.

Por ejemplo, Ramiro Nolasco, quien andaba en la sierra de Mezquital atendiendo unos asuntos cuando se suscitó el siniestro, platicó como es que a su regreso al Albergue ya no encontró nada de sus pertenencias.

El jacal, sus pertenencias y documentos de toda su familia se quemaron; no les quedó nada, pues hasta las láminas terminaron inservibles por los efectos del fuego.

A diferencia de otras personas que ya lograron conseguir algunas tablas y lonas, o recibieron láminas para reconstruir sus viviendas, aunque sea de forma parcial, Ramiro no ha logrado hacerse de nada.

A él, a su esposa y sus tres hijas les están permitiendo dormir bajo un cobertizo de otra familia instalado con una lona, aunque de manera temporal.

Son 30 familias, compuestas por unas 100 personas las que de una u otra forma han resultado perjudicadas por el siniestro que se registró el pasado 26 de marzo, alrededor de las 20:00 horas.

El albergue ubicado sobre la calle Alberto Terrones, entre las calles Paloma y Salvador Nava, tiene alrededor de 30 años en operación y se menciona que ya lleva dos incendios.

INCERTIDUMBRE

Después del siniestro de marzo pasado, las personas que viven o asisten de forma temporal a este lugar se encuentran en total incertidumbre, pues lejos de recibir ofertas de ayuda, ahora escucha rumores relacionados con la probable reubicación del albergue.

Así lo comentó Isaac Cervantes, jefe de familia, quien lamentó el hecho de se haya difundido la versión de que el exceso de basura y material inflamable en el sitio fue la causa probable del siniestro, según dijeron vecinos.

No negó que el siniestro se haya suscitado en esas circunstancias, por lo que ahora tratan de tener un mayor cuidado con la acumulación de basura, aunque por otra parte, la madera y las lonas con las que hicieron sus jacales, siguen siendo material de fácil combustión.

Pero no tienen otra opción, pues las familias que hay en este lugar no cuentan con recursos económicos suficientes para construir con materiales como ladrillo y concreto.

Incluso, el remolque que habilitaron como aula para la impartición de clases de nivel primaria, está hecho con madera y aglomerado.

INCERTIDUMBRE

La vida es complicada en el Albergue, muchos de ellos van y vienen a Santa María de Ocotán; no pueden permanecer allá por la falta de oportunidades, pero aquí tampoco les va muy bien, por lo que la mayoría de las familias del lugar viven al día.

Por la mañana las mujeres lavan, preparan alimentos, realizan algunos quehaceres domésticos y cuidan a los niños que todavía no están en edad de ir a la escuela primaria.

Y aunque no los pierden de vista, la mayoría de los párvulos juegan y corren por todo el lugar. Algunas niñas llevan consigo muñecos maltratados y desvestidos, mientras que los niños levantan piedras y palos que parecen ser suficientes para su entretenimiento.

Con todo y las complicadas condiciones que se viven en este espacio, los pequeños sonríen, gritan y corren, sin entender la magnitud de las problemática en la que viven.

"Ya vienen las aguas", dice un hombre de edad avanzada, mientras señala al reportero de El Siglo de Durango, la improvisación de láminas y lonas, sobre las débiles estructuras de madera que fueron edificadas después del incendio.

Lamentan que por el hecho de que un albergue indígena no es tan popular como un mercado, a ellos no los hayan atendido con tanta rapidez como ocurrió cuando se incendió el Mercado Gómez Palacio.

Creen que el apoyo no llegará ni siquiera tarde, pues no ven mucho interés por parte de las autoridades en ayudarlos a salir adelante y mejorar las malas condiciones en las que vivían, incluso antes de que el fuego hiciera de las suyas.

Daño

Son 30 familias, compuestas por unas 100 personas las que de fueron perjudicadas por el siniestro.

Siniestro

El incendio en el Albergue Indígena de Santa María de Ocotán se registró el pasado 26 de marzo, alrededor de las 20:00 horas.

Ignorados

Los indígenas señalan que no les hacen caso a pesar de que les prometieron ayuda y ya se acercan las lluvias.

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