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Evaristo Muñoz Acevedo, siempre habrá poesía amorosa

LETRAS DURANGUEÑAS

Evaristo Muñoz Acevedo, siempre habrá poesía amorosa

Evaristo Muñoz Acevedo, siempre habrá poesía amorosa

FCO JAVIER GUERRERO GÓMEZ

Hablar de la poesía de Evaristo Muñoz Acevedo tal vez sea meterse en camisa de once varas, como dice el refrán popular. Porque en primer lugar él tiene el don de pensar en verso, desde siempre. Su repertorio es tan florido que no basta un libro para encerrar las palabras. Es que vive enamorado del amor. Para él todas las damas son musas, aunque claro el ideal es y seguirá siendo su eterna novia María Cristina.

Evaristo pulsa su lira y surgen ramilletes de poemas, algunos más dulces que otros, pero todos musicales. Tiene una descriptiva crónica femenina tan sutil que parece de porcelana y nunca raya en lo vulgar. No existe un solo centímetro de la mujer que no haya sido cantado por él.

Escribe a correr de la pluma, lo que nace de su pensamiento llega al renglón, como un chorro sin fin, así se aprecia en sus textos, rimas consonantes, asonantes y sin rimas (preludio del verso libre) diríamos hasta donde su respiración le alcanza, camina sin contar sílabas y a veces hasta pierde el ritmo, pero siempre adelante.

Poeta del alma, da la espalda a lo que los cánones dicen, aunque sé que conoce las reglas del poema, se ufana restringiéndolas y lo más sorprendente, es que para el no existe el olvido y bien puede decir un poema recién nacido, como aquel que le inspiró su mujer cuando en la banca de Las Alamedas se vivía el noviazgo.

Sus poemas son sencillos, pero entre líneas esconden una gran profundidad, son sentimentales que cualquier romántico empedernido los tomaría como suyos, o a lo menos pensar que fueron escritos para ellos, ya que en ponen su boca las palabras amorosas que a toda mujer se le desea decir.

Como si fuera un fanático de Gustavo Adolfo Bécquer (a lo mejor lo es) nos va llevando en cada poema al altar de la belleza. Y si mientras haya una mujer hermosa habrá poesía, mientras leamos a Evaristo confirmamos la regla.

No comulga con la poesía burda, cruel, altisonante y de protesta con que los algunos noveles poetas se abren camino en el sendero del arte. Que si es bohemio, lo es, pero como buen caballero jamás dice, ni piensa siquiera un texto que lastime a la mujer.

Claro que también hay nostalgia, porque el que ha vivido, tiene dentro de sí, un mundo de pensamientos que a querer o no, reviven algún tiempo débil, que a pesar del aleteo de las hojas del calendario, se agazapa y en un momento resalta en un verso en voz alta.

Como médico, conoce los recovecos del ser y en ese camino tan lleno de abyectos recurre a la razón para salvarlos. Se vive y se sueña y la reminiscencia llena la época, la devuelve íntegra en un poema que atrapa a la mujer que no tiene olvido.

Las circunstancias de la vida y los escarnios de las enfermedades, le han hecho renacer a un mundo distinto, donde sus experiencias y sentidos que no se marchitaron, le abren el camino tan difícil de la oscuridad, pero él se alumbra con su poesia y sus poemas cobran nuevos bríos, como si los volviera a escribir.

Y un ángel femenino lo toma de la mano y se pone a escuchar sus poemas...

Escrito en: LETRAS DURANGUEÑAS mujer, tiene, Evaristo, camino

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