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RAFAEL ALARCON

RAFAEL ALARCON

Se acerca el fin de cursos y consecuentemente egresarán de nuestras universidades cientos de profesionistas que engrosaran las filas del desempleo o quizá algunos consigan un empleo pobremente remunerado para magnificar las cifras de empleos creados, o bien emigrar a otros estados en busca de un trabajo que responda a inversión de tiempo y conocimientos.

Conocimientos que han tenido en su vida estudiantil y seguir caracterizando a nuestro estado por la fuga de capital humano por falta de oportunidad y confirmar la tesis de que para triunfar en la vida laboral tienes que salir y abandonar tu estado como es el común denominador porque aquí no encuentras el éxito buscado.

El éxito; la realización personal y la satisfacción por el trabajo bien realizado y bien compensado, lo desean todas las personas pero, los fracasos y frustraciones que sufren a través de su vida laboral, generan actitudes negativas que los afectan en el logro de sus metas y en su desarrollo profesional y personal.

Si las personas fracasan laboralmente, el problema reside en que carecen de las competencias necesarias para desempeñar eficientemente su trabajo y, por ende, de una actitud positiva apropiada para vencer las dificultades que se van presentando o no encontrar las oportunidades deseadas, aunque hemos encontrado muchos profesionistas durangueños que han sido y son exitosos a nivel mundial.

Cuando en las personas que fracasan, se anida una actitud negativa hacia las actividades que desempeñan, no van a rendir jamás lo que de ellas se espera o se exige y terminan en trabajos muy por debajo de su nivel profesional y de eso hay muchos casos en Durango.

Por tanto, si el problema de desempeño laboral radica principalmente en la actitud de las personas, es urgente provocar y fortalecer en ellas una nueva predisposición mental positiva hacia su actividad, para así superar las dificultades y lograr el ansiado éxito profesional y la realización personal que debe de ser una responsabilidad de las universidades.

La actitud positiva tiene beneficios para los profesionales que las aprenden y practican, como también para las instituciones en las cuales trabajan, ya que gracias a una actitud positiva se mejora el rendimiento y el clima laboral, pues constituye una guía conductual sintetizada, que resume la manera de comportarse en cada situación determinada.

Además, enseña a enfrentar la realidad y, por consiguiente, a reducir la incertidumbre que siempre la rodea. La calificación de idoneidad de los profesionales para desempeñar o acceder a ciertos cargos, está determinada por las competencias profesionales que puedan acreditar.

La razón que originó el estudio de las competencias laborales, fue identificar los elementos que diferenciaban el rendimiento eficiente o de mayor productividad de ciertos profesionales, en comparación con aquellos de rendimiento o productividad media, insuficiente o deficiente.

Por otra parte, la actitud es el pilar fundamental de las competencias laborales, ya que es ella quien determina la intensidad o el nivel de esfuerzo con que se aplican los conocimientos y habilidades aprendidas.

Sin una actitud laboral positiva por progresar en el trabajo; por ser más en la vida; por lograr las metas propuestas; por ser exitoso y lograr la autorrealización profesional; no se alcanzará el nivel de eficiencia, productividad y rendimiento profesional proyectado y esperado.

La predisposición negativa para realizar bien un trabajo o cumplir las metas, son las causas que frenan y estancan el progreso de una institución o empresa, aumentando los problemas y fricciones internas.

Lamentablemente, muchas empresas e instituciones esperan resultados objetivos inmediatos de la capacitación que entregan a su personal, y cuando esto no sucede, normalmente culpan a la capacitación de estos fracasos, en circunstancias que la selección y reclutamiento de personal tienen mucha responsabilidad en ello.

Los premios de la vida se encuentran al final de cada jornada y no cerca del comienzo, pero no sabemos cuántos pasos son necesarios para alcanzar la meta; el éxito puede estar en el paso siguiente

Por ello, hay que continuar avanzando. Si las personas que siguen métodos para bajar de peso fracasan en ello, generalmente la culpa no la tiene el método, sino su falta de perseverancia. Se dice que la preocupación es: "La impresión que una cosa hace en el ánimo de una persona y que no le permite tener otros pensamientos".

La preocupación es una forma de temor y éste se implanta en nosotros para protegernos de cometer actos perjudiciales o hasta suicidas. Es parte de nuestro mecanismo de sobrevivencia. La preocupación es mala sólo si permitimos que se convierta en un hábito y nos invada siempre.

Es mi intuición que, mientras las autoridades económicas no trabajen al mismo ritmo generando empleos altamente remunerados al igual que los resultados académicos, seguiremos generando frustración o fuga de capital humano a otros estados que es nuestra triste realidad.

Escrito en: Pura Intuición actitud, positiva, vida, competencias

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