Nosotros

Desterremos la discriminación

PADRES E HIJOS

Desterremos la discriminación

Desterremos la discriminación

IGNACIO ESPINOZA GODOY

A menudo, los seres humanos somos dados a discriminar a los semejantes por cualquier motivo, ya sea de aspecto económico, de raza o género, que son de los más comunes, aunque este tipo de actitudes deberíamos desterrarlas los padres de familia a través de fomentar en los hijos acciones de respeto por los demás, sin importar su condición o imagen, ya que esta clase de rechazo sólo es un indicativo de que quien lo ejerce puede experimentar una inexplicable e injustificada sensación de superioridad, o un temor escondido ante lo diferente.

Por ejemplo, amable lector, las personas somos dadas a discriminar en ocasiones a quienes lucen andrajosas o mal vestidas, cuando desconocemos el origen del aspecto de quien se observa de esa manera, ya que detrás de esa imagen puede ocultarse una historia de una tragedia que ignoramos y que podría revelarnos un pasado de un individuo o de una mujer que en sus mejores tiempos tuvieron lo mejor, de tal forma que pudieron portar las prendas de ropa más costosas y haber tenido una fortuna económica importante. Sin embargo, pudieron ocurrir muchas cosas para que en el presente su apariencia sea la de un mendigo o mendiga.

Otro ejemplo de evidente discriminación es la que sufren algunas personas cuando les niegan el acceso a un lugar de cierto lujo o "prestigio", como puede ser un restaurante, un "antro" o un hotel, y lo cual ocurre sólo porque, según los encargados de esos sitios, los potenciales clientes no cumplen con algunos parámetros de apariencia, como puede ser la vestimenta o la forma de expresarse, una situación que a todas luces puede ser considerada no sólo como discriminación, sino como una terrible violación a los derechos humanos por parte de esos establecimientos cuyos propietarios se reservan el derecho de admisión, es decir, ellos deciden quién entra y a quién se le niega el acceso por el capricho de quien puede determinarlo.

Por supuesto que este tipo de actitudes son reprobables y condenables, de tal manera que no deberían existir; sin embargo, aunque usted no lo crea, se trata de conductas que se observan actualmente en una infinidad de lugares denominados "exclusivos" a los que sólo tienen acceso las personas con cierto nivel económico que se refleja en su forma ostentosa de vestir, además de los automóviles que manejan, con lo que inmediatamente se les abre la puerta del establecimiento y se les ofrecen toda clase de atenciones por su apariencia de gente "bien".

Y aunque algunas personas, por otra parte, admiten que les tienen cierta fobia a quienes profesan una religión diferente a la que ellas practican, la realidad es que este tipo de actitudes también son consideradas como discriminatorias, ya que se supone que en todo tipo de creencias religiosas se promueve la tolerancia y el respeto por las demás religiones, así que no se puede admitir que con cualquier pretexto se agreda, verbal o físicamente, a quienes piensan de forma distinta en ese aspecto.

También, otra forma de discriminar a los demás es por su preferencia sexual, a tal grado que, sobre todo los homosexuales, por parte de los heterosexuales suelen sufrir toda clase de insultos y humillaciones, aunque la intensidad de esas agresiones ya ha bajado notablemente de tono pues hace algunas décadas los varones que expresaban abiertamente su inclinación sexual por personas del mismo sexo eran vistos como "raros" y se les endilgaban toda clase de palabras altisonantes y las que tenían que soportar sólo por el hecho de sentir atracción, afecto o amor por personas de su mismo sexo.

Todas estas formas de discriminación continúan tan arraigadas en nuestra sociedad, en nuestro entorno, porque no hemos sido capaces de reflexionar y aceptar que las diferencias en muchos aspectos no tienen por qué dividirnos, ni siquiera pensar que las mayorías son poseedoras de la razón ya que eso sería atentar contra los derechos que tienen los demás a ser como decidan ser, siempre y cuando respeten los derechos de quienes les rodean en los diferentes ámbitos donde se desenvuelven, sin importar que se trate del centro de trabajo, la vía pública y, sobre todo, el hogar, donde se supone que se fomentan la tolerancia y el respeto por las diferencias.

En este sentido, la tarea pendiente que tenemos los padres de familia al interior de nuestro hogar es ardua, porque, en principio, nos corresponde hacer una autocrítica y una profunda reflexión en torno a si, con nuestras actitudes, no les hemos inculcado, de manera inconsciente, esas conductas de discriminación que pretendemos que no se practiquen y, sobre todo, que no continúen aumentando en nuestra sociedad.

Debemos reconocer, en caso de que así sea, que hemos contribuido a que se fomente la discriminación en varios aspectos contra determinados sectores de la sociedad, por lo que, en caso de que así haya sucedido, debemos reconsiderar nuestra actuación y cambiar ese tipo de actitudes que sólo han servido para promover esos rasgos de discriminación que nos dividen como seres humanos.

Escrito en: Padres e hijos discriminación, tipo, personas, quienes

Noticias relacionadas

EL SIGLO RECIENTES

+ Más leídas de Nosotros

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas