Kiosko

Las Meninas o la metáfora del espejo

ITINERANTE

Las Meninas o la metáfora del espejo

Las Meninas o la metáfora del espejo

SAC

Gira a la derecha y sube por los primeros elevadores que encuentres a la planta número 1 del Museo del Prado. De nuevo derecha al salir, seguir el pasillo, mirar a la izquierda, contener el aliento. Esa es la ruta más rápida para llegar a Las Meninas, la que evita que termines perdido en las salas laberínticas del museo.

Muchos -casi todos- han escrito sobre Velázquez y su obra maestra al menos una vez en la vida, así que lo que yo diga aquí, ahora, seguramente no será nuevo. Pero quedarme con las ganas de agregar mi nombre a la lista no está en mis planes.

¿Por qué seguir hablando de las Meninas? Porque en primer lugar, la obra en sí misma es una metáfora de los diferentes niveles de apreciación que se pueden lograr en el arte: en el primer nivel, está el pintor que representa la escena, en el segundo nivel, pinta a los reyes reflejados en el espejo, y en el tercero, Velázquez pinta al espectador reflejado en el espejo. 'La acción de mirar', escribe Zecchetto, 'no es nunca pasiva, sino que continuamente va asumiendo e integrando elementos tendientes a la comprensión de la realidad'.

En segundo lugar, porque es un cuadro en el que está presente no sólo el problema de la representación sino también de la visualización. Esta problemática ha sido abordada por autores como Foucalt y Lacan, pero uno de sus abordajes más sencillos es el propuesto por el cervantista Javier Blasco en una paráfrasis de Carlos Fuentes: para hablar sobre cómo Velázquez inauguró una nueva forma de mirar en la pintura, durante el Coloquio Cervantino Internacional de 2013, Blasco lo explicaba así: 'Cervantes se beneficia de todos los géneros posibles para representar una realidad compleja, de la misma manera en que Velázquez logra poner muchos pensamientos y visiones de la realidad en el cuadro de Las Meninas [...] Velázquez pinta lo que vemos, lo que no vemos, nos pinta a nosotros, reflexiona sobre el arte y nos muestra la realidad en diferentes planos'.

El 10 de julio de 1899, Rubén Darío publicó en La Nación de Argentina una crónica sobre la celebración del tercer centenario del nacimiento de Velázquez: 'en la Sala de Velázquez -recién inaugurada en el Prado- se ha reunido todo lo suyo existente en el museo; y al cuadro de Las Meninas se le ha colocado de manera que triplica la ilusión'.

Es también julio, pero de 2015. Frente a Las Meninas, en la sala doce del Museo del Prado, tres turistas juegan con un espejo pequeño: por turnos, cada una levanta el espejo, se planta de espaldas al cuadro, a una distancia estratégica y lo recorre a través de su reflejo. Mi hermana y yo repetimos el experimento con el espejito que cargo para pintarme los labios: por unos momentos estamos dentro del cuadro.

El juego no es nuevo: entre 1899 y 1910, y 1928 y 1978, hubo en el Museo del Prado un espejo frente a Las Meninas que permitía que el infinito se expandiera más allá de Madrid. El espejo, por lo que muestran las imágenes que aún se conservan, colgaba de la esquina de la pared, entre dos sillones. A eso se refería la 'ilusión triplicada' que mencionaba Darío, en 1899, y también José Nogales, en 1902, quien escribió que el espejo permitía 'comprobar cómo los términos se agrandan; se ve el aire que circula; las personas viven con súbita y poderosa vida, de manera que aquel ya no es un cuadro, es la misma realidad", según recuerda Javier Portús.

En 'Meninas, espejos e hilanderas', Ricardo Sanmartín retoma el concepto que proponen tanto Langer como Eco acerca de que la obra de arte es un símbolo inacabado y es el espectador quien la completa al responder a la 'incitación del objeto artístico'. La cualidad lúdica de Las Meninas permite el experimento que Velázquez proponía desde su creación: mirarla a través de un espejo es entrar a la interpretación clásica de la obra, en donde el espectador se sitúa en el punto exacto que los modelos que Velázquez pinta y el resto de los personajes observan. Fijar la vista en los reyes en el cuadro desde un reflejo es terminar de construir el puente entre el espacio pictórico y la realidad.

Twitter:

@SNGCalderon

Escrito en: ITINERANTE Velázquez, Meninas, pinta, espejo

Noticias relacionadas

EL SIGLO RECIENTES

+ Más leídas de Kiosko

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas