La historia viral del perro de Ozzy Osbourne que murió de tristeza... y la verdad detrás
En redes sociales, pocas historias se propagan tan rápido como aquellas que apelan a la emoción. Esta semana, una de las más compartidas fue la de Rocky, el perro de Ozzy Osbourne, quien, según se dijo, dejó de comer y murió solo tres días después del fallecimiento del legendario cantante británico.
La idea de un animal tan leal que no soportó la partida de su humano conmovió a miles… pero, ¿qué tan cierto es todo esto?
La historia que tocó fibras
Todo comenzó con publicaciones en Facebook y TikTok que afirmaban que el bulldog francés de Ozzy Osbourne, llamado Rocky, se había “dejado morir” tras la muerte del músico ocurrida el 22 de julio de 2025. Según estas versiones, el perro no comió durante días y falleció el 25 de julio, en silencio, junto a la cama donde solía dormir su dueño.
La narrativa era tan emotiva como poderosa: el vínculo inquebrantable entre un hombre y su mascota, traspasando incluso la muerte.
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Pero, ¿qué hay de cierto?
Ozzy Osbourne falleció el 22 de julio de este año, a los 76 años, tras una larga lucha contra el Parkinson y otros problemas de salud. Su muerte fue confirmada por su familia y medios internacionales.
Sin embargo, aquí es donde la historia del perro comienza a tambalearse.
Rocky, sí… pero otro momento
Es cierto que Ozzy tuvo un perro muy querido llamado Rocky, pero no era un bulldog francés, sino una pomerania, y no murió días después del cantante, sino casi un año antes, en agosto de 2024.
Ozzy compartió la noticia en redes sociales con un mensaje profundamente sentido:
“Hace dos días perdí a mi buen amigo Rocky ... te veré del otro lado, mi amigo. Te amo siempre".”
La información fue confirmada por medios como People, que publicaron la despedida del músico a su mascota. Rocky tenía 15 años y era uno de los compañeros más fieles del rockero en sus últimos años.
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Entonces, ¿de dónde salió todo?
La historia viral parece haber sido producto de una mezcla de información descontextualizada y emociones legítimas. La muerte de Ozzy reactivó recuerdos de la pérdida de su perro y, probablemente, alguien unió ambos eventos con una buena dosis de imaginación y nostalgia.
A partir de ahí, internet hizo lo suyo: la historia se compartió sin verificación, con títulos cada vez más dramáticos y sin fuentes oficiales que la respalden.
Las redes están llenas de historias que nos hacen sentir… pero también de versiones que se transforman con cada clic. Esta es una de esas leyendas urbanas modernas que, aunque conmovedora, no corresponde a la realidad.