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Popeye, un gran hombre, detro y fuera del terreno de juego

JUAN ÁNGEL CABRAL

Algún comentarista deportivo mencionó que “más vale perderse en la pasión, que perder la pasión”.

Muchos son los deportistas que han perdido la vida practicando la disciplina de su pasión.

Algunos por accidente, otros por enfermedades y algunos por que el destino así lo tenía predestinado.

RECUERDO Por todo México se vive de manera especial los 2 de Noviembre, ya que se conmemora a los muertos, todos aquellos seres que se adelantaron en el camino sin retorno.

El sábado 9 de junio del 2012 el futbol de Durango se paralizó y la noticia llegó rápido a Apatzingán, Michoacán, ya que Juan Pablo “Popeye” Flores perdió la vida, según reportes, por golpe de calor.

Para familiares y amigos del “Popeye” fue una perdida irreparable, pero para los amantes del futbol se perdió a una leyenda.

RECUERDO El Siglo de Durango platicó con uno de sus compañeros de los que llegaron a los Alacranes Rojos de Apatzingán, Rubén Quezada, quien compartió algunos recuerdos.

“Cuando nos mandaron hablar de Apatzingán en 1986, al ‘Popeye’ no lo llamaron, pero nos lo llevamos, me llevaba con él a tal grado que le decía sin usted no se queda yo tampoco. Él fue el mejor de los que nos fuimos, peroseformóycrecióenelfutbol allá”, comentó Quezada.

FIGURA “El Popeye” fue una gran figura del futbol en Apatzingán, a tal grado que su idolatría se ha heredado por generaciones, tanto que se llevó a cabo un homenaje en el campo donde tantos goles metió.

El Popeye, jugó en todas las posiciones del futbol, pero se consolidó como un hombre libre por el terreno de juego, gracias a su condición física y técnica.

Su debut en Alacranes Rojos fue de defensa central en la visita a San Francisco del Rincón.

En la primera temporada que llegó a Apatzingán, los Alacranes Rojos anotaron 120 goles, de los cuales 70 fueron obra de Juan Pablo Flores, lo que lo llevó a tener ofertas de Cobras, Atlas, Cruz Azul y América.

“El Popeye” jugó tres años en Apatzingán, llegó a ocupar un lugar en la Selección de México de Tercera División y en la Primera División con Veracruz.

EN CASA En Durango jugó con el Playa Azul, Artes Gráficas, Materiales Hernández y formó parte de la selección duranguense que realizó una gira por Chile y Brasil.

Ya más tarde los equipos de Diconsa, Tradilasa y El Paso, hasta que la muerte fue más hábil que él y lo sorprendió en la media cancha.

FORMACIÓN La niñez de Juan Pablo fue de nivel medio, según relató su compañero de toda la vida, Rubén Quezada.

“El nivel de vida de Popeye fue medio. Su papá tenía un puesto en el Mercado Gómez Palacio. La mamá siempre fue ama de casa. Ellos vivían en el Infonavit”.

En aquél entonces era muy difícil que tuviéramos tacos nuevos, siempre andábamos en los mismos equipos”, recordó Quezada.

Juan Pablo Flores cursó su educación primaria en la Bruno Martínez y la secundaría, en la Escuela Secundaria Técnica Uno, y ahí truncó sus estudios por jugar futbol y llegar a convertirse en la figura que ahora vive en el recuerdo de muchos amantes del balompié dura nguense y michoacano.

TALENTO Para muchas personas que vieron jugar al “Popeye” coinciden en que estaba adelantado para la época en la que llegó a Apatzingán.

El recuerdo de su pasión en el terreno de juego y su forma de jugar hicieron que hoy esté convertido en una las máximas leyendas del futbol duranguense.

Escrito en: deportes local Durango Apatzingán,, futbol, llegó, Pablo

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