Marchan por seguridad

Cae el sol de las 12:00 y descubres que aquí, en plena Sierra, también abrasa. Poco a poco, como gotas previo a una tormenta, van llegando los estudiantes al punto de reunión. La cita era a las 11:00 en la Locomotora y de ahí al Centro.

Son jóvenes, casi niños, con uniformes, con cartulinas de colores y parasoles. Se reúnen, se ríen, esperan y luego bajo el ala de un edificio se resguardan del sol.

Dos patrullas de la Policía Municipal de Pueblo Nuevo van y vienen de manera incesante y da la impresión de que son ellos, los estudiantes, y no los sujetos que en las mañanas someten a mujeres para violarlas, quienes son la amenaza.

Inicia la marcha, avanza en silencio. Jiimena, estudiante del Colegio de Bachilleres 28, dice que desde hace 15 días ya no sale en las tardes, ni con sus amigas ni a hacer tarea. El miedo se siente como una cárcel. La acompañan otras dos chicas; desde hace dos semanas la soledad no es una opción.

Los chicos avanzan por la calle principal hasta llegar a la Presidencia Municipal, atiborran la plaza y esperan, en silencio. Luego uno de ellos se envalentona y grita "¡Justicia!". Los demás lo siguen.

El alcalde, José Encarnación Luján Soto, no está; lo saben después de entrar al edificio de la Presidencia y revisar las oficinas. "¡Que no se esconda! ¡que salga! ¡Justicia!", corean hasta que una secretaria les dice que los recibirá el secretario del Ayuntamiento José Enrique Estrada Bretado, a quien le critican que pida a los padres no dejar salir a los jóvenes en la noche porque los ataques han sido a plena luz del día.

Los padres mantienen la trinchera desde hace ocho días, las salidas se restringen y los alumnos que tienen la primera clase a las 7:00 de la mañana son acompañados por adultos.