Durango

'Mis papás la quemaron porque no nos quieren'

Vinculan a proceso a padres que le quemaron las plantas de los pies a su hija de dos años.

'Mis papás la quemaron porque no nos quieren'

'Mis papás la quemaron porque no nos quieren'

NALLELY URBINA O.

Minutos después de las diez de la mañana, Martha Angélica "N", y Ricardo "N", entraron a la sala de juicios orales del Centro de Justicia para niños, niñas y adolescentes, acusados de quemar los pies a su hija de dos años de edad.

Con un encendedor, color rojo, le prendieron fuego en las dos plantas a la niña cuando estaba recostada en la cama. Ella, la quemó; él, le tapó la boca para que no gritara. La otra hija de casi cuatro años atestiguó la agresión.

La imagen de ambos padres se difundió en redes sociales, igual que la de las lesiones que causaron en su hija. Miles de usuarios compartieron la foto con mensajes como "ojalá que les hagan lo mismo".

Cuando los acusados entraron a la sala, fue evidente que las miradas de todos los asistentes a esta audiencia se posaron en la pareja, particularmente en ella. Su imagen distaba de la publicada en Facebook no solo por la falta de labial, sino por tratarse de una mujer trasquilada con pedazos de cabello largo, otros casi a ras del cuero cabelludo, como una escena de película en la que alguien en catarsis decide arrancarse el cabello primero con las manos y luego con tijeras.

Solo que en esta historia real no hubo esa última parte en la que el personaje usa una máquina o rastrillo.

Antes de está audiencia de vinculación a proceso, Martha Angélica y Ricardo, tenían alrededor de seis días en el Cereso 1 de Durango.

En la sala, Martha no puede apresurar el paso, camina coja, podría ser el pie derecho el que no puede apoyar bien, da pasos lentos y con dolor, aunque no parece tener alguna discapacidad.

Frente a la jueza Yilma Leonila Rivera Estrada, quedaron sentados el abogado defensor de oficio, y los acusados; al otro costado la Agente del Ministerio Público y dos representantes del DIF Estatal.

Atrás, los espectadores, algunos servidores públicos que hacen apuntes. A un lado de los acusados hay un policía de seguridad penitenciaria, en la puerta hay otro; por cierto, dicen que los policías son insensibles pero en cada audiencia sus rostros no pueden evitar muecas cuando la jueza narra los hechos, especialmente en esta sala, donde las víctimas son niños, casi siempre hijos de los victimarios.

COMIENZA LA SESIÓN

La audiencia para la vinculación a proceso inició. Fue una hora y media de malestar provocado por cada dato aportado por la jueza que lee la carpeta de investigación de la causa penal 57/2018, ahí se precisaron los testimonios de los implicados: víctimas, abuelos, vecinos, médicos y trabajadores sociales del hospital.

Por lo menos seis testimonios se expusieron en la sala, mientras Martha y Ricardo escuchaban, en algunas partes negaban con la cabeza las declaraciones que los acusaban de violencia familiar y lesiones en contra de sus dos hijas, las que procrearon entre 2014 y 2015.

Ella movía la cabeza, decía no y se pasaba las manos por el rostro, parecía que una lágrima se limpiaba, también se tocaba el cabello, metía sus dedos entre el "fantasma" de una cabellera larga, no como la real.

Todos los testimonios recabados por el Agente del Ministerio Público coincidieron.

Los papás acusados son adictos a las drogas, de hecho el encendedor rojo con el que lastimaron a su hija de dos años de edad era usado para quemar una de las sustancias que consumían. Se sabe que cristal (metanfetamina); bajo sus efectos psicóticos, quemaron a la niña.

Para consumir 'humo' Martha pedía limosna, Ricardo robaba, eso dijeron los vecinos.

La mayor parte del tiempo las niñas estaban a cargo de la abuelita materna, ya que la pareja invertía su vida en drogarse.

Sin embargo, el 5 de Mayo, Martha fue a casa de su madre en el fraccionamiento Villas del Guadiana II, en compañía de Ricardo y le exigió que le entregara a sus dos hijas, de lo contrario la denunciaría por secuestro. La abuela accedió.

Diez días después, el 15 de mayo, llamó para preguntar por ellas; escuchó llorar desesperada a la más chica. Le preguntó a Martha, respondió que la niña se había quemado con la banqueta porque andaba descalza.

El 18 de mayo le pidió a su hija que le prestará a las niñas; aceptó después de rogarle. A las siete de la tarde fueron por ellas al domicilio de Martha y Ricardo en el fraccionamiento Jardines de San Antonio. En esa casa, según los vecinos, "entran muchas personas a drogarse".

Abrió la puerta el hombre, indicó que su concubina no estaba, "andaba trabajando" o sea, pedía limosna en una tienda de autoservicio de la zona, con ella estaba la niña mayor quien en cuanto vio a sus abuelos se subió al vehículo que llevaban. Volvieron a la casa por la más chica, ahí la encontraron sentada con "las piernitas abiertas y los pies quemados".

La abuela preguntó porque no le sanaban las lesiones por el suelo caliente, entonces Martha molesta le indicó que un médico "similar" le dijo que no era grave, luego le exigió que no la llevara al doctor. En algún momento de la plática la niña mayor reveló que sus papás habían quemado a su hermanita con un encendedor rojo y que ella lo presenció y por ello recibió amenazas.

"Si dices algo te voy a quemar la boca", le dijo Ricardo a su hija.

Ese 19 de mayo, la Ministerio Público entrevistó a la testigo presencial, quien no quería decir lo sucedido.

"No te quiero decir porque mis papás verdaderos no nos quieren", las pruebas forenses precisaron que la víctima tenía quemaduras de primero, segundo y tercer grado.

En entrevistas los vecinos afirmaron que 15 días antes del hecho escucharon llorar a las niñas; siempre lloraban pero hubo un día que más, sin embargo, no denunciaron ni dijeron nada, incluso sabían que ambos padres son adictos a las drogas, que la mujer pedía limosna y el hombre era ladrón de la zona, pero no lo reportaron.

CRUELDAD Y FIEREZA

Con base en las pruebas expuestas, la jueza determinó que "Maltha" y "Licaldo" (cómo les dice su hija más pequeña, a la que quemaron), actuaron con crueldad, inhumanidad y fiereza; su conducta fue dolosa y con intención, ilícitos por los cuales -de aplicarles la pena máxima- estarían 15 años y seis meses en la cárcel, pero ello se decidirá dentro de tres meses, ya que por las edades de las niñas, no es fácil deducir el nivel de afectación que les provocaron Martha y Ricardo, de 21 y 23 años de edad respectivamente.

En cuanto se supo de la agresión se dijo que los acusados actuaron de esa forma por los efectos de las drogas, específicamente del cristal, pero para su hija mayor, la de tres años, sus padres lo hicieron por desamor.

"La quemaron porque no nos quieren". Eso respondió a los investigadores.

Escrito en: violencia familiar VIOLENCIA INFANTIL Martha, hija, Ricardo, acusados

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