
Chris Benoit: De ídolo mundial en WWE, a protagonista del crimen más oscuro del wrestling
El 24 de junio de 2007, el evento de la WWE, Vengeance: Night of Champions, se desarrollaba en Houston, Texas, con una cartelera que prometía títulos y consagraciones. Pero uno de los combates más esperados, Chris Benoit vs CM Punk por el Campeonato Mundial de ECW, nunca ocurrió. Benoit, anunciado como retador, no se presentó. La empresa de lucha libre informó que se ausentaba por “problemas personales”, sin más detalles, mientras que en backstage, la incertidumbre era total, ya que nadie lo había visto en todo el día, y los intentos por contactarlo habían fracasado.
Dos días después, el 26 de junio, tras un episodio especial de Raw dedicado a su memoria, donde se confirmó oficialmente la muerte de Chris Benoit, su esposa Nancy y su hijo Daniel, ECW abrió con un mensaje solemne. Vince McMahon apareció en pantalla, sin música ni espectáculo, para anunciar que, debido a la naturaleza de los hechos, no se haría más mención del nombre de Benoit en ninguna transmisión de WWE.

La empresa canceló cualquier homenaje, retiró su imagen de archivos y cortó toda referencia. El mundo del wrestling quedó paralizado. Tres cuerpos habían sido encontrados en la residencia de Benoit en Fayetteville, Georgia. La tragedia era real. Pero el horror apenas comenzaba. Faltaba saber quién lo había hecho… y por qué.
¿Qué fue lo que hizo Chris Benoit?
La noche del viernes 22 de junio de 2007, Chris Benoit asesinó a su esposa Nancy en el dormitorio principal de su casa en Fayetteville, Georgia. Según el informe forense, le ató las muñecas con cables coaxiales y los tobillos con cinta adhesiva. Luego, presionó una rodilla contra su espalda y la estranguló con una cuerda hasta su deceso.
Nancy fue hallada envuelta en una toalla, con sangre bajo la cabeza y una Biblia colocada junto a su cuerpo. Al día siguiente, Benoit sedó a su hijo Daniel con alprazolam y lo asfixió mientras dormía. Tenía siete años. Su cuerpo también fue encontrado con una Biblia al costado de la cama. El niño no presentaba lesiones externas, pero sí daño interno en la tráquea.

Durante ese fin de semana, Benoit mantuvo una fachada de normalidad. Envió mensajes a compañeros de WWE alegando que Nancy y Daniel estaban enfermos por intoxicación alimentaria. A Chavo Guerrero, colega de profesión, le escribió que había pasado una noche difícil. El domingo por la madrugada, entre las 3:51 y las 3:58 am, envió cinco mensajes desde los teléfonos de Nancy y él mismo, indicando que la puerta del garaje estaba abierta y que los perros estaban en el área cerrada.
Horas después, en su sala de pesas, Benoit se colocó una cuerda en el cuello, la ató a la máquina de poleas y se dejó caer. Su cuerpo fue hallado junto a una tercera Biblia. La policía entró a la casa el lunes por la tarde, tras recibir aviso de WWE. Lo que encontraron fue una escena de triple homicidio-suicidio, ejecutada en tres actos, con precisión escalofriante.
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¿Qué llevó a Chris Benoit a cometer la masacre?
La autopsia cerebral reveló que Chris Benoit padecía encefalopatía traumática crónica (CTE), una condición degenerativa causada por impactos repetidos en la cabeza. El análisis, realizado por el Sports Legacy Institute, mostró un cerebro con el deterioro de un hombre de 85 años con Alzheimer avanzado. El daño estaba presente en todas las regiones cerebrales, afectando funciones cognitivas, emocionales y de control de impulsos.
A esto se sumaban años de consumo de esteroides anabólicos, episodios de depresión profunda, y el trauma emocional por la muerte de su mejor amigo, Eddie Guerrero, en 2005. Benoit se había aislado, mostraba cambios de humor extremos y una obsesión creciente con la religión y la culpa. Médicamente, su mente estaba colapsando. Psicológicamente, ya no era el mismo hombre que había conquistado el Campeonato Mundial de Peso Pesado en WrestleMania XX.

Para WWE, el caso fue una bomba de tiempo que estalló en cadena nacional. La empresa fue duramente criticada por su política de bienestar, su historial de encubrimientos y la glorificación de la violencia física. En respuesta, implementó un programa más estricto de control de sustancias, prohibió los golpes directos a la cabeza y estableció protocolos de conmoción cerebral. Pero el daño ya estaba hecho. Benoit fue borrado de la historia oficial; sus combates, sus títulos, su legado. Su nombre se convirtió en tabú.
Lo que alguna vez fue una carrera de leyenda terminó como una advertencia brutal sobre los costos del espectáculo. El crimen no solo destruyó una familia, obligó a toda una industria a mirarse al espejo.
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