El gamer promedio no es adolescente: tiene 41 años, paga impuestos y aún grita cuando gana

Durante años, la imagen del gamer fue la de un adolescente encerrado en su habitación, con audífonos gigantes y botellas de refresco acumuladas a su alrededor. Pues sorpresa: el jugador promedio ya tiene 41 años, probablemente trabaja, paga impuestos y se duerme antes de medianoche.

Sí, el estereotipo murió. Según el reporte “Power of Play 2025” de la Entertainment Software Association (ESA) —la misma que organiza el E3—, los jugadores actuales son, en su mayoría, adultos millennials que crecieron con el NES, el PlayStation 1 y las maquinitas del súper. En Estados Unidos, el 77 % de la población juega videojuegos, y el promedio de edad subió a los 41 años, cinco más que hace apenas una década.

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Los gamers crecieron… y tienen dinero

La evolución no sólo es biológica: también económica. El informe de la ESA y otros estudios globales, como el de Global Web Index, muestran que:

• El 47 % de los jugadores son mujeres, sí, casi mitad y mitad.

• El 38 % tiene entre 35 y 54 años, y muchos comparten consolas con sus hijos (o les ganan).

• En promedio, los gamers gastan entre 56 y 70 dólares al mes en videojuegos, expansiones o microtransacciones.

• Y un dato más: el 68 % juega en su teléfono, aunque los clásicos de consola siguen mandando.

Así que cuando veas a alguien revisando su celular entre reuniones o cuidando su granja virtual antes de dormir, no lo juzgues: probablemente sea tu jefe, tu maestra… o tú mismo.

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De las maquinitas al “modo historia”

El gamer de hoy no busca tanto competir como desconectarse. Estudios de Newzoo señalan que las motivaciones principales para jugar son relajarse, distraerse y vivir una historia, más que “ganar”.De hecho, el 60 % dice jugar como forma de manejo del estrés, lo que convierte al control en una especie de antidepresivo digital.

Y aunque los títulos más jugados siguen siendo los de siempre (Call of Duty, FIFA, GTA, Mario, Zelda), las nuevas generaciones también se enganchan con simuladores tranquilos como Stardew Valley o Animal Crossing.

El meme es real: seguimos aquí

En resumen: los gamers crecieron, pero no dejaron de jugar. Pasaron de pedir permiso para una hora de consola a esconder el control cuando llega un correo del trabajo.

Y mientras las marcas intentan entender a la Generación Z, los de 40 y tantos siguen comprando ediciones de colección, pagando suscripciones y recordando con nostalgia cuando Blowfish costaba cinco pesos en las maquinitas.

Porque sí: ya no somos adolescentes… pero seguimos guardando partidas como si fueran recuerdos.